Mons. Mestre llamó a “abrirse a la comunicación con Dios y con el hermano”

Mons. Mestre llamó a “abrirse a la comunicación con Dios y con el hermano”

Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA): “Incomunicación”, “efatá” y “acepción”, fueron las tres palabras de reflexión que monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, utilizó para el domingo 9 de septiembre. Jesús invita a “abrirse a la comunicación con Dios y con el hermano” sostuvo el prelado. Él “nos sana involucrándose con nuestra vida, con nuestra historia y con nuestra humanidad”.
Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, utilizó para su reflexión del domingo 9 de septiembre, tres frases y tres palabras clave: “Incomunicación”, “¡Efatá!: ¡Ábrete!” y “No hagan acepción de personas”. Jesús invita a “abrirse a la comunicación con Dios y con el hermano” sostuvo el prelado. Él “nos sana involucrándose con nuestra vida, con nuestra historia y con nuestra humanidad”.

Incomunicación
En el Evangelio Jesús cura a un sordomudo, su traducción es “mogilálon”, que significa “sordo que tiene muchas dificultades para hablar”. Entonces afirmó monseñor Mestre que el eje de la escritura está puesto en la “enfermedad de la incomunicación”. Hizo una semejanza con el tiempo actual, en la era de los medios de comunicación en la que se puede “tener muchos ‘medios’ pero no estar realmente comunicados, en profundidad, de corazón a corazón”, reflexionó. Definió esto como “la enfermedad de resistirnos a escuchar y comunicarnos”.

¡Efatá!: ¡Ábrete!
La palabra de origen arameo efatá “es fundamental en el contexto de la falta de comunicación”, señaló el prelado marplatense. Jesús invita a “abrirse a la comunicación con Dios y con el hermano, y al encuentro”. Él “nos sana involucrándose con nuestra vida, con nuestra historia y con nuestra humanidad”, indicó monseñor Mestre. “Nos desata, nos libera, cura nuestra sordera y hace fluida nuestra capacidad de comunicación”, enseñó. Pero lo importante, es abrirse “al único que todo lo hace bien”, apuntó.

No hagan acepción de personas…
En última instancia, hizo referencia a la segunda lectura y a la “actitud de discriminación”. Esta expresión que eligió el prelado para predicar refiere a que “no hay que hacer acepción de personas por ninguna situación. Ni por ser rico o pobre, ni por ser mujer o varón, ni por ser argentino o extranjero, ni por ser anciano o joven”, sostuvo. Mencionó dos actitudes que suelen darse en esta situación: las comparaciones y las desvalorizaciones, a las que exhortó “rechazarlas de raíz”, ya que “dañan el interior del hermano y luego es muy difícil recuperarlo”, observó.+

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