Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco presidió una misa en la basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra en coincidencia con la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor. El Santo Padre llamó a los religiosos a profundizar su vocación de obediencia y de servicio.
Junto con el pontífice, concelebraron sacerdotes de órdenes, congregaciones e institutos religiosos. La basílica papal estuvo repleta de religiosos y de religiosas de distintos carismas, llegados de diversas partes para participar de la celebración.
Luego de las lecturas del día, en las que se trae a reflexión el evangelio de la presentación de Jesús en el templo, el Santo Padre invitó a imaginar la imagen de la Virgen María que camina con el Niño Jesús en brazos, lo lleva al templo y lo introduce en el pueblo. Afirmó que estas instancias son como la “escalera” sobre la que el Hijo de Dios desciende hacia el hombre, por la escalera de la condescendencia de Dios.
De este modo, el obispo de Roma explicó el doble camino de Jesús: Él descendió para subir al Padre junto con nosotros, haciéndose como Él. Y este movimiento podemos contemplarlo “en el corazón imaginando la escena evangélica de María que entra en el templo con el Niño en brazo”, porque “la Virgen camina, pero es el Hijo quien camina antes que ella”.
“Quien sigue a Jesús se pone en el camino de la obediencia, como imitando la condescendencia del Señor, abajándose y haciendo propia la voluntad del Padre, también hasta la destrucción y la humillación de sí mismo”, aseguró el Papa. “Para un religioso -agregó- progresar es abajarse en el servicio”.
Por otro lado, el Papa explicó que este camino toma forma en la regla, marcada por el carisma del fundador. “La regla insustituible, para todo, es siempre el evangelio, este abajarse de Cristo, pero el Espíritu Santo, en su creatividad infinita, lo expresa también en distintas reglas de vida consagrada, pero todas nacen de la sequela Christi, de este camino de abajarse sirviendo”.
Francisco recordó que la alegría del religioso es consecuencia de este camino de abajarse con Jesús. Por eso, cuando un religioso está triste debería preguntarse cómo está viendo esta dimensión kenótica.
Refiriéndose a los ancianos Simeón y Ana, presentes en el relato de la Presentación del Señor, el Papa consideró que Dios les dio la sabiduría a través de un largo camino en la vía de la obediencia a su ley, que por una parte humilla y destruye, pero por otra parte cuida y garantiza la esperanza.
“Como en el caso de María –explicó Francisco-, también el anciano lleva al niño, pero, en realidad, es el niño que conduce al anciano. Los jóvenes, como María y José, siguen la ley del Señor, el camino de la obediencia. El Señor transforma la obediencia en sabiduría, con la acción de su Santo Espíritu”.
Asimismo, ha asegurado que “a través del camino perseverante en la obediencia, madura la sabiduría personal y comunitaria, y así se hace posible también adaptar las reglas a los tiempo: la verdadera ‘actualización’, de hecho, es obra de la sabiduría, forjada en la docilidad y la obediencia.
Finalmente, el Santo Padre afirmó que, al igual que María y Simeón, “queremos tomar en brazos a Jesús para que se encuentre con su pueblo”. Asimismo, invitó a los religiosos a ser “guías guiados”, que lleven al Señor al pueblo sin dejar de tener como referencia al Salvador.+
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