El Papa clama por la paz mundial y pide poner fin a las divisiones




Ciudad del Vaticano (AICA): Al impartir la bendición¨Urbi et Orbi¨, el papa Francisco clamó hoy por la paz del mundo, volvió a advertir sobre la situación de los cristianos perseguidos y pidió poner fin a las divisiones y la violencia. ¨Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo y que son tantos¨, subrayó. También exhortó a la comunidad internacional a que “no permanezca inerte frente a la inmensa tragedia humanitaria” en Siria e Irak, y llamó al cese del “clamor de las armas” en Medio Oriente, Nigeria y Ucrania.

El papa Francisco clamó hoy por la paz del mundo, volvió a advertir sobre la situación de los cristianos perseguidos y pidió poner fin a las divisiones y la violencia, al presidir la misa de Pascua de Pascua en la plaza de San Pedro e impartir la bendición tradicional bendición “Urbi et Orbi”.

La lluvia intensa no impidió que miles de fieles, entre ellos un grupo nutrido de argentinos, participaran del oficio religioso en el que el pontífice animó a los católicos a ir más allá de la "comodidad" y echar la indiferencia de sus vidas.


“El amor ha derrotado al odio, la vida ha vencido a la muerte, la luz ha disipado la oscuridad”, afirmó y recordó que con la muerte y resurrección de Jesús “muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: esta vía es la humildad, que comporta la humillación” y que “sólo quien se humilla pueden ir hacia los bienes de allá arriba, a Dios”.


“Para entrar en el misterio hay que ‘inclinarse’, abajarse. Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino”, sostuvo.


Francisco pidió implorar la gracia de “no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz” y rogó a Jesús victorioso que "alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo".


El pontífice rezó por Siria e Irak “para que cese el fragor de las armas y se restablezca una buena convivencia entre los diferentes grupos que conforman estos amados países” y exhortó a la comunidad internacional a "no permanezca inerte ante la tragedia humanitaria de los refugiados" de estos países.


“Que crezca entre israelíes y palestinos la cultura del encuentro y se reanude el proceso de paz, para poner fin a años de sufrimientos y divisiones”, imploró, para luego referirse a la situación en Libia: "Que se acabe con el absurdo derramamiento de sangre por el que está pasando". “Esperemos que también en Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la población”, añadió y expresó su deseo de que el acuerdo en Irán “sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno”.


Francisco pidió el don de la paz para Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo, al tiempo que recordó a todas las personas que que perdieron su vida, han sido secuestrados o los que han tenido que abandonar sus hogares. En este momento, el Papa dedicó un pensamiento especial a “los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia”.


Asimismo, pidió por Ucrania, para que la resurrección del Señor “haga llegar la luz” especialmente “a los que han sufrido la violencia del conflicto de los últimos meses”.


El Papa invocó también la paz y libertad “para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales”, “para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana”, “para este mundo sometido a los traficantes de armas”.


Por último, Francisco pidió recordar “a los marginados, los presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y desechados; a los enfermos y los que sufren; a los niños, especialmente aquellos sometidos a la violencia”.+



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