Al iniciar su homilía, monseñor Malfa manifestó el deseo de rezar por varias intenciones. Como primera intención, en el santuario de Luján, pidió rezar por la Patria “más que nunca en este tiempo de elecciones" y “para que no se enciendan violencias ni se generen enfrentamientos irreductibles”. El prelado pidió a todos los presentes que en las comunidades parroquiales no falte la Oración por la Patria y llamó a todos a ser “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.
En segundo lugar, el obispo invitó a agradecer por profesar libremente la fe y recordó que en varias partes del mundo los creyentes son perseguidos a causa del nombre de Cristo. El prelado invitó a acompañar con la oración a esos cristianos perseguidos, para que no se sientan solos en los momentos de dificultad. Observó también que “hay muchos más mártires hoy que en los primeros siglos del cristianismo”.
En tercer lugar, monseñor Malfa pidió intensificar la oración por las vocaciones sacerdotales, con la certeza de que el Señor nunca dejará sin pastores a su pueblo. “Que las llamadas del Señor no queden sin respuestas en nuestras comunidades”, dijo el celebrante, quien invitó a encomendarse a María como “Madre de las vocaciones”.
Seguidamente, y en referencia al Evangelio proclamado, señaló que la muerte de Jesús en la cruz es el acto más grande de amor que jamás la humanidad haya conocido, no solo por la muerte misma del Señor, sino también porque en ese momento, junto a la cruz de Jesús estaba María, lo más preciado que tenía Jesús, su madre, a quien la dejó como Madre del género humano.
Al igual que María y los primeros discípulos, exhortó a cada una de las comunidades parroquiales a ser verdaderas comunidades de oración, sabiendo que no consta la oración sólo en repetir fórmulas, sino que basta con la oración espontánea y simple que brota del corazón.
Finalmente, el obispo animó a todos, a ejemplo de María, a hacer de la Iglesia diocesana cada vez más un “hospital de campaña”, que reciba a los heridos “después de la batalla”, y una “Iglesia en salida”, que corra riesgo de accidentarse por salir antes que enfermarse por quedarse encerrada, como dice muchas veces el Papa.
El recuerdo de Pironio y una consagración
Antes de finalizar la Eucaristía, monseñor Malfa rezó un responso en la tumba del cardenal y siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, a quien la Iglesia en la Argentina sigue un proceso de canonización. El purpurado, que falleció en 2004, tuvo durante años al actual obispo de Chascomús como su secretario privado.
Monseñor Malfa también aprovechó la visita al santuario de Luján para consagrar la diócesis a la Virgen de Luján. Antes del saludo final pidió vivamente a todos llevar la bendición y la cercanía de la Virgen María a todos los enfermos de la diócesis. Luego de la misa, los fieles se concentraron en el Descanso del Peregrino y compartieron un almuerzo fraterno. +
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