La peregrinación a Las Padercitas se remonta a la mediación de paz realizada por san Francisco Solano, evangelizador de las tierras riojanas, cuando el pueblo diaguita decidió atacar el asentamiento español. Según cuenta la historia, el santo fue al encuentro de los diaguitas con su violín y una imagen del Niño Jesús, y gracias a la paz lograda, la imagen pasó a conocerse como “el Niño Alcalde”.
El lema convocante a la 97ª peregrinación fue “Descubramos el sentido del Tinkunaco”. Luego de recorrer siete kilómetros llevando en andas la imagen de san Francisco, los devotos arribaron a las 11 al kilómetro 6 ½, donde el Jueves Santo de 1593 Francisco apaciguó con su crucifijo, su violín y su breviario de plegarias a miles de indios.
Luego del encuentro con la comunidad religiosa local, los peregrinos se pusieron de rodillas y reconocieron a Cristo, en el Niño Jesús Alcalde, como aquel que dio la vida para salvar al pueblo. Puestos de pie, volvieron a arrodillarse para reconocer al Señor en la segunda como el autor de la paz, y en una tercera genuflexión reconocieron a Cristo como el gestor de la fraternidad.
Para finalizar el tinkunaco, los presentes recordaron con un abrazo aquel momento de encuentro entre san Francisco y los diaguitas, y participaron de la misa presidida por el obispo de La Rioja, monseñor Marcelo Colombo, en la iglesia de Las Padercitas.+
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