El pontífice y el patriarca estuvieron acompañados por miembros de la Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, rezaron juntos y finalmente firmaron una declaración conjunta.
Tras recibir el saludo de Georgius III, Francisco recordó en su discurso el primer encuentro entre ambos, sucedido hace dos años en ocasión de la Jornada de Reflexión y Oración por la Paz en Oriente Medio en Bari.
“Compartimos, efectivamente, el gran sufrimiento que se deriva de la trágica situación de muchos de nuestros hermanos y hermanas en el Medio Oriente, víctimas de la violencia y, a menudo, obligados a abandonar las tierras donde siempre han vivido. Recorren el vía crucis siguiendo las huellas de Cristo y, aunque pertenecen a diferentes comunidades, establecen relaciones fraternas entre sí, convirtiéndose para nosotros en testigos de unidad”, aseguró.
Francisco destacó el trabajo que realiza la Comisión para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, que es fruto del diálogo y que “muestra que las diferencias prácticas y disciplinarias no siempre son un obstáculo para la unidad, y que algunas diferencias en las expresiones teológicas pueden considerarse complementarias en lugar de conflictivas”.
“Su Santidad, queridísimo hermano, con afecto, deseo expresar mi gratitud por vuestra visita y por el don de orar juntos hoy, haciendo nuestra la oración del Señor: ‘Que todos sean uno, para que el mundo crea”, concluyó.
La declaración conjunta firmada por ambos, afirma que los cristianos asesinados por odio a la fe en Medio Oriente, son “la semilla de la unidad cristiana”.
“Nos unimos a nuestros hermanos y hermanas perseguidos, para hacernos voz de los que no la tienen”, subraya, e indica: “Juntos haremos todo lo posible para aliviar su sufrimiento y ayudarlos a encontrar maneras de comenzar una nueva vida. Deseamos afirmar una vez más que no es posible imaginar el Medio Oriente sin los cristianos”.
“Pedimos una vez más a la comunidad internacional que lleve a cabo una solución política que reconozca los derechos y deberes de todas las partes involucradas. Estamos convencidos de la necesidad de garantizar los derechos de cada persona”, agrega.
La declaración sostiene que “los cristianos no quieren ser considerados una ‘minoría protegida’ o un grupo tolerado, sino ciudadanos de pleno título cuyos derechos están garantizados y defendidos, junto con los de todos los demás ciudadanos”.
Finalmente el texto insiste en destacar la importancia del “diálogo interreligioso basado en una actitud de apertura, verdad y amor. Este diálogo es también el mejor antídoto contra el extremismo, que es una amenaza para los seguidores de todas las religiones”.+
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