“Los obispos sentimos inmenso dolor, preocupación y rechazo al recibir, cada día, en lo recorrido de este 2020, noticias de asesinatos de líderes y de amenazas a las comunidades. Nos manifestamos solidarios con los sobrevivientes, los familiares y seres queridos de quienes han perdido la vida en esta oleada de violencia y muerte sin sentido”, expresó en un comunicado.
Los obispos colombianos valoraron “los esfuerzos de los líderes sociales que aportan a la construcción de una sociedad en la que se respete la dignidad humana y sus derechos”, e insistieron en afirmar: “Corresponde a toda la sociedad reconocer y exaltar a quienes realizan esta misión sin más interés que el bien común. Exhortamos a no caer en la indiferencia y en el desconocimiento de las dramáticas situaciones que amenazan nuestra democracia”.
Asimismo, manifestaron su solidaridad con los sobrevivientes, familiares y comunidade que "han perdido la vida en esta oleada de violencia y muerte sin sentido".
"Aseguramos nuestra oración y cercanía a todas las diócesis y comunidades que han sido gravemente golpeadas por la violencia, especialmente a las de los departamentos del Chocó, Cauca, Valle del Cauca, Norte de Santander, Nariño y Arauca”, agregaron.
Los obispos colombianos exigieron el respeto a la vida, “que es sagrada y que es el valor primario y fundamental de las personas" y pidieron que "todos, Gobierno y sociedad civil, hagamos cuanto sea necesario para evitar que sigan ocurriendo asesinatos, atentados y acciones violentas contra nuestros hermanos y hermanas. Debemos ser conscientes que esta situación fratricida termina por amenazar nuestra democracia y a todas nuestras instituciones”.
“Insistimos en la necesidad de poner en marcha una política pública nacional para enfrentar esta amenaza, que incluya acciones de protección, de respuesta oportuna a las alertas y de presencia eficaz de las instituciones del Estado en las comunidades más vulnerables”, reclamaron.
Los asesinatos, 107 en 2019, según la ONU, tuvieron lugar en áreas rurales, casi todos ellos, alrededor del 98 por ciento, en municipios donde se llevan a cabo actividades ilícitas y operan grupos criminales o armados.
Además, el 86 por ciento tuvo lugar en zonas con tasas de pobreza por encima del promedio nacional. El grupo más afectado fue el de los defensores y defensoras de derechos humanos del ámbito comunitario y de grupos étnicos específicos, como los pueblos indígenas y los afrocolombianos.
Los asesinatos de mujeres defensoras de derechos humanos aumentaron en casi un 50 por ciento en 2019, en comparación con el año 2018.+
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