Los abogados sugirieron votar por aquellos postulantes que “mejor defiendan el orden natural, el derecho a la vida, la familia, la ética social e individual, el orden republicano, la división de poderes, las libertades y derechos de los ciudadanos y los valores esenciales como la verdad, la honestidad, la solidaridad, el patriotismo, el impulso a la reconciliación que conduzca a la concordia, inclinándonos por aquellos que más trabajarán firmemente en la búsqueda del bien común”.
Tras llamar a rezar la Oración por la Patria, invocaron a María “nuestra Madre bajo la advocación de Luján y con la Constitución Nacional, la protección de Dios, para que nos guíen en este instante de nuestra historia y teniendo en mira a las futuras generaciones”.
Texto del comunicado
Los argentinos estamos viviendo un periodo difícil de nuestra historia, en donde la violencia creciente y la inseguridad, la violación de la ley y la justicia tardía, la crisis de las instituciones y la corrupción generalizada, la pobreza en aumento y la desnutrición, el deterioro de la moneda y el cierre de fuentes de trabajo resultan situaciones que no son ajenas a ningún ciudadano, aunque puedan parecer lejanas a su entorno y que no está en sus manos en forma directa su solución.
La Corporación de Abogados Católicos, entidad que este año celebra su 80° aniversario, quiere formular un llamado a la reflexión e impulsar a no permanecer indiferentes en momentos de tanta gravedad social, económica e institucional y asumir la responsabilidad que a cada uno le cabe sin desentenderse de los problemas referidos porque siempre se puede contribuir en alguna medida. En el país todos estamos unidos por la misma identidad, la conciencia de un destino común y la certeza que sólo con una auténtica reconciliación podremos realizar nuestro destino de grandeza y llamarnos con orgullo argentinos.
La Conferencia Episcopal Argentina mostró el camino al brindarnos la Oración por la Patria y resulta oportuno rescatar en este momento su exhortación a formar “…una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común…” y también “…aborreciendo el odio y construyendo la paz…”.
El libre ejercicio de nuestro derecho de elección trae necesariamente y en forma paralela e indisoluble el nacimiento de un deber. Así nos lo muestra la Doctrina Social de la Iglesia cuando dice « Por tanto, quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen » (Apartado 156 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, Oficina del Libro, p. 109).
Un deber claro surge del documento citado y que se impone tener en cuenta con toda su trascendencia en estos días: debemos participar en la elección de las autoridades del futuro gobierno, pues al bien común y a su vigencia debemos contribuir todos: “El bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre, pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio” y continúa “…La responsabilidad de edificar el bien común compete, además de las personas particulares, también al Estado, porque el bien común es la razón de ser de la autoridad política. El Estado, en efecto, debe garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad civil de la que es expresión, de modo que se pueda lograr el bien común con la contribución de todos los ciudadanos.” (Apartados 167 y 168 Compendio…).
Como católicos y abogados convocamos y exhortamos a todos los habitantes a ejercer nuestro derecho y cumplir con nuestro deber de votar, haciéndolo con responsabilidad, analizando de cada candidato sus propuestas respecto a aquellas cuestiones que hacen a nuestra identidad y tradición como Nación y que mejor defiendan el orden natural, el derecho a la vida, la familia, la ética social e individual, el orden republicano, la división de poderes, las libertades y derechos de los ciudadanos y los valores esenciales como la verdad, la honestidad, la solidaridad, el patriotismo, el impulso a la reconciliación que conduzca a la concordia, inclinándonos por aquellos que más trabajarán firmemente en la búsqueda del bien común.
Invocamos, con la Oración por la Patria, a María nuestra Madre bajo la advocación de Luján y con la Constitución Nacional, la protección de Dios, para que nos guíen en este instante de nuestra historia y teniendo en mira a las futuras generaciones.
Buenos Aires, 15 de octubre de 2015, Festividad de Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia.+
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