Mons. Buenanueva: “Nuestro país tiene la enorme necesidad de muchos Brocheros”

Mons. Buenanueva: “Nuestro país tiene la enorme necesidad de muchos Brocheros”

Villa Concepción del Tío (Córdoba) (AICA): “Nuestro país, tan querido como sufrido y llorado, tiene también una enorme necesidad de muchos Brocheros: hombres y mujeres genuinos, auténticos, de una sola pieza, que ha experimentado la libertad que solo Dios puede dar a quien se entrega a Él con toda el alma, hasta el último instante de su vida. Hombres y mujeres fogueados por la mirada ardiente de Dios en los ojos de Jesucristo y en el fuego de su Espíritu”, sostuvo el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, al presidir este viernes la misa por los 150 años de la ordenación sacerdotal del santo cura en el santuario de la Virgencita, en la localidad cordobesa de Villa Concepción del Tío.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, destacó la paz profunda que inundó la vida de José Gabriel del Rosario Brochero al tomar la decisión, pese a sus dudas, de ordenarse sacerdote, al presidir este viernes la misa por los 150 años de la ordenación sacerdotal del santo cura en el santuario de la Virgencita, en la localidad cordobesa de Villa Concepción del Tío.

En ese marco festivo, hubo una peregrinación a pie con la imagen del santo desde la entrada de la Villa hasta el santuario, donde San Cura Brochero celebró misas e impartió el sacramento del Bautismo.

El prelado aseguró que en el centro del ministerio pastoral de Brochero “estuvo Cristo. Por eso, la motivación fundamental de todo su accionar como pastor fue buscar a cada uno para que tuviera esa misma experiencia personal de Jesucristo”.

“En el ‘Señor Brochero’ nosotros vemos cómo el Espíritu realiza la obra admirable de tomar a una persona y transfigurarla para que llegue a ser imagen viva de Jesús, transparencia de su misericordia”, sostuvo.

“El Espíritu obra en la persona, respetando su identidad y su libertad, su cultura, sus talentos y hasta sus límites; a partir de las circunstancias de lugar y de tiempo que constituyen el entramado concreto e irremplazable de una vida. Lo hizo en Brochero, encontrando una libertad y una docilidad admirables. Está obrando así en nosotros, y cada uno tenemos que preguntarnos cómo responder”, agregó.

Monseñor Buenanueva reconoció que “no podemos copiar a Brochero. Además de hacer el ridículo, lo traicionaríamos a él y al Evangelio que tiene potencia para ser siempre nuevo, cuando encuentra eco en el corazón creyente”, pero consideró que “tenemos entonces que dejarnos llevar por el Espíritu, entrar en su alma cordobesa y cristiana, y contemplar en ella la obra de Dios, su apertura a la gracia y los destellos de Evangelio que se dejan entrever en los repliegues de su humanidad”.

“Señalando todas las distancias entre Brochero y nosotros, su tiempo y el nuestro, los desafíos que enfrentó y los que hoy interpelan a la Iglesia, creo que podemos decir que, tanto nuestra Iglesia como nuestro país tienen una tremenda necesidad de hombres y mujeres, fogueados por la misma experiencia espiritual de San José Gabriel”, subrayó.

“Tenemos necesidad de volver a poner a Dios y su Evangelio en el centro de nuestras vidas. No como se impone una norma, una estrategia política o una costumbre social, sino como quienes viven la atracción de una verdad luminosa que enriquece la propia vida, y que, por esa misma razón, no puede dejar de ser compartida, anunciada y propuesta para que otros puedan hacerla propia, con convicción interior, desde la propia conciencia y libertad”, añadió.

El obispo consideró que “en la Iglesia, tenemos necesidad de redescubrir ‘lo único necesario’ y poner allí todas nuestras fuerzas, proyectos e ilusiones, sacudiéndonos de encima demasiada comodidad burguesa y una mundanidad tan arraigada que disuelve el ardor misionero en una burocracia fría y calculadora”.

“Nuestro país, tan querido como sufrido y llorado, tiene también una enorme necesidad de muchos Brocheros: hombres y mujeres genuinos, auténticos, de una sola pieza, que ha experimentado la libertad que solo Dios puede dar a quien se entrega a Él con toda el alma, hasta el último instante de su vida. Hombres y mujeres fogueados por la mirada ardiente de Dios en los ojos de Jesucristo y en el fuego de su Espíritu”, aseveró.

Por último, monseñor Buenanueva pidió esta gracia “para nosotros, para nuestros niños y jóvenes, para nuestra diócesis y para todos, bajo la mirada tierna de la Purísima, la Virgencita y, desde hoy, bajo la mirada recia y bondadosa del “Cura gaucho”, cuya imagen entronizamos con cariño y gratitud en el corazón”.+

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