Mons. Tissera saludó a los “sembradores/educadores”, en su día

Mons. Tissera saludó a los “sembradores/educadores”, en su día

Quilmes (Buenos Aires) (AICA): Con motivo del Día del Maestro, el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, saludó a los docentes de la diócesis. En su mensaje, se refirió a los sembradores/educadores, a quienes animó a “seguir sembrando en nuestras instituciones las semillas del Reino”.
El obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, saludó a los docentes en el Día del Maestro. En su mensaje, comparó al educador con el sembrador de la parábola de Jesús. “Desde quienes acompañan a los más pequeños, los favoritos del Señor, hasta los que lo hacen con los adultos que transitan por nuestros institutos terciarios, son para nosotros una bendición del Señor. Algunos estarán iniciando su camino educativo, soñando y proyectando el desafío docente; otros estarán haciendo un balance de todo lo entregado y recibido. Pero todos con un mismo punto en común: la vocación de educar”, señaló.

“Existe algo en quienes viven la vocación educativa que es imposible ocultar: es realmente un protagonista en el escenario social. Hoy donde las instituciones están en una búsqueda de resignificación y de revaloración, no queda eximida la escuela. Allí los educadores son quienes le dan la identidad a la institución. El educador es un sujeto que late al ritmo de los corazones de sus alumnos y también de sus compañeros, que no es indiferente ante sus dolores y alegrías, que no puede dejar de emocionarse ante el avance y logro que genera su presencia y testimonio”, reconoció.

“En tiempos donde nos planteamos una educación de las emociones como necesidad imperiosa ante un mundo cada vez más digital, el educador es quien puede verbalizar lo que siente, que no se avergüenza de sus miedos, de sus limitaciones, ni silencia su testimonio alentador y desafiante frente a un mundo cada vez más individualista”, añadió.

“El educador es necesario en la transformación de la realidad y eso no lo debemos olvidar. No desde lo utilitario, sino desde lo vocacional. Es Dios quien nos anima a ser para los demás signos fieles de Su amor incondicional, especialmente hacia los excluidos y los abandonados. El sembrador/educador es un apasionado por la vida. Confía y cree que de sus manos brota fe, esperanza y amor”, sostuvo.

Por otra parte, afirmó que “el sembrador/educador es un agente pastoral misionero. Sale a sembrar donde todavía nadie fue, acude a los espacios donde hace falta su presencia. No se queda sembrando desde su comodidad ni desde su seguridad. Se arriesga y confía. Está en constante movimiento, no se queda quieto ante lo que lo rodea”.

“Es cierto que hoy el cansancio y la fatiga son frecuentes en nuestras instituciones. Pero no debemos dejar de salir, de ir hacia esos alumnos que están esperando de nuestra presencia”, animó, porque “sembrar es sinónimo de educar. La semilla es nuestro modo de ser educadores, la semilla es nuestro mensaje, es nuestro anuncio y forma de ser ante los demás. Nosotros no debemos perder la confianza en esa semilla, no debemos dejarnos flaquear por las situaciones sociales adversas que atentan contra nuestro deseo de confiar, de esperar en nuestro mensaje y acción educativa”.

“Sembrar/educar hoy es el acto más grande de amor y entrega en una dinámica de contemplación y espera. Es el Espíritu Santo quien nos alienta y sostiene en esta ardua tarea de dar al mundo semillas de justicia, verdad y amor”, continuó.

En las instituciones educativas, advirtió, es “donde cae la semilla”, y reconoció: “Allí podremos encontrar falta de profundidad en la tierra y una gran crisis de identidad, de seguridad y confianza entre los miembros de la comunidad educativa, como también vivir en lo superficial y no quedarnos con lo esencial y profundo del ser. También podemos encontrar instituciones llenas de piedras, donde el desarrollo de los alumnos y la realización de los educadores no se puedan generar de forma armónica. Nuestras escuelas pueden estar llenas de zarzas y ahogar toda iniciativa y propuesta de plenitud y conversión. Pero si nuestras instituciones son tierra buena podremos ir dando frutos nuevos hacia una sociedad nueva, podemos ser una opción de unión y no de distanciamiento, podemos entonces ser para los demás, un lugar donde Dios habita en la cultura que día a día transmitimos en nuestros contenidos”, expresó.

“Que Jesús, el gran sembrador, nos regale su testimonio y nos anime a seguirlo. Y que a ejemplo del padre obispo Jorge Novak, sigamos sembrando en nuestras instituciones las semillas del Reino. En este tiempo sinodal, que el Espíritu Santo nos renueve y empuje hacia una conversión educativo-pastoral”, deseó, y agradeciendo “por sus vidas entregadas a la educación”, envió su bendición.+

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