Mons. Azpiroz Costa animó a los periodistas a ser "voceros y promotores de la paz"
“Cada vez son más conscientes de estar llamados no solamente a ‘informar’ sino también a ‘formar’”, señaló el prelado, y recordó que “no hay acto humano que pueda divorciarse de buscar lo verdadero, lo bueno, lo bello”.
En el marco de la pandemia, que “exige de parte de todo el pueblo información y formación en hábitos que aseguren la salud de todos”, destacó que “su delicada tarea permite que comprendamos que somos siempre responsables de la vida de los demás”, y pidió que busquen hacerlo “sin alarmismos innecesarios y al mismo tiempo sin anestesias que adormezcan o inútiles distracciones que hagan mirar para otro lado”.
“Poco a poco descubrimos con mayor realismo que los periodistas están llamados especialmente a ser voceros y promotores de la paz. Una paz activa contra toda violencia y exclusión. Hoy son multiplicadores de imprescindibles mensajes contra la violencia que hiere toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural; violencia contra los niños y niñas y los más indefensos; violencia hacia la mujer; violencia contra los ancianos; la violencia racial, étnica o de grupo; mensajeros contra la violencia de cualquier autoritarismo”, advirtió.
“Ustedes nos alertan también acerca de toda violencia humana contra la ‘madre tierra’. El ser humano es el centro de su reflexión cotidiana… y promover su dignidad es promover la del hábitat, la de nuestra Casa Común. Ninguno de estos temas, por cierto, pretende ser exclusivo o excluyente de tantos otros, también importantes, que ustedes nos presentan cotidianamente”, valoró.
“Para hacerlo, todo periodista se hace promotor del diálogo (que excluye –justamente- violencia verbal, agresión que no distingue la diversidad de las ideas –motivo legítimo de disensos y consensos, acuerdos o desacuerdos- del ataque frontal, agresivo, personal contra quien podría presentar tal o cual postura, idea, propuesta. De ese modo el diálogo adquiere el brillo de sus características propias: ser comprensible, manos y humilde, confiado (por el valor de la propia palabra y la capacidad de su comprensión de parte de los que los leen o escuchan), prudente en el sentido de adecuarse en su lenguaje a quien desea informarse-formarse…”, enumeró.
Finalmente, reconoció: “Sí, ¡Pocas profesiones como las de ustedes pueden promover la paz social de forma tan eficaz y bienhechora! Gracias por querer ser dóciles a su vocación que puede redundar tanto en beneficio del bien común”.+
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