Puerto Iguazú (Misiones) (AICA): El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó en su homilía dominical sobre la Ascensión del Señor a los Cielos, la festividad previa a Pentecostés que la Iglesia recuerda en el sexto domingo de Pascua. El prelado afirmó que la Ascensión del Señor es la esperanza para la vida de fe del cristiano, y recordó que en el momento en que terminó la misión terrena de Jesús comenzó el tiempo de sus apóstoles, y por consiguiente, de todos los cristianos.
Monseñor Martorell observó que los evangelistas fueron testigos visibles de la Ascensión, y así como lo vieron morir en la cruz, también fueron partícipes de este momento glorioso del Señor. Al mismo tiempo, recordó que Jesús concluye su paso terrenal anunciando el envío del Espíritu Santo para continuar con la transmisión del evangelio.
Más adelante, el prelado se refirió a la esperanza que supone la Ascensión: “Si todo lo que pertenece a Jesús le pertenecerá a los apóstoles y los cristianos, entonces somos asemejados a Cristo por el bautismo y la fe profesada, también su gloria será parte de nuestra vida al final de ella”.
“La Ascensión es la esperanza para la vida de fe del cristiano –reiteró-, que en su peregrinar por la tierra muchas veces se ve solitario en su fe. Tengamos presente que así como en la Ascensión termina la obra terrena de Cristo, así también con ella comienza la de los Apóstoles y la nuestra”.
“Será necesario enseñar a todas las gentes el Evangelio, administrar los sacramentos y vivir según la caridad. Sin embargo, todo esto no comenzará inmediatamente. Cristo quiere una espera, un tiempo de oración, después vendrá el Espíritu Santo y comenzará la misión. Primero es la oración y después comenzará la obra de la Iglesia que no tendrá fin sino en la Parusía, cuando termine nuestro caminar en esta tierra”, concluyó el obispo.+
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