Santa Fe (AICA): “La Iglesia es humana y divina, hay un ropaje humano pero estamos ante una obra de Dios. En la elección y ministerio tanto de Pedro, como hoy de Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y II, Benedicto XVI y Francisco, pude ver la obra de Dios que Él va construyendo con materiales tomados de nuestra orilla”. El prelado consideró que “nos toca a nosotros vivir el tiempo único de un Papa argentino, ello nos llena de alegría. Él, Francisco, consciente donde está su fuerza, nos dice siempre con la certeza de una verdad de fe que da sentido a su vida: recen por mí. Esto nos pide y compromete”.
“La misión propia de la Iglesia es conservar, vivir y trasmitir la esta verdad del Evangelio de Jesucristo. Esto nos ayuda a comprender parte del ministerio pastoral y de la autoridad apostólica de Pedro, hoy Francisco. Su misión nace en Jesucristo, que la sigue asistiendo con los dones del Espíritu Santo que es el alma de la Iglesia, y que le dijo: ‘Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella’. Así avanza la Iglesia en la historia, fiel al mandato recibido y con la ayuda del Espíritu Santo”, subrayó.
El prelado contó que le tocó “conocer a los últimos pontífices desde el Concilio Vaticano II, y no puedo dejar de testimoniar lo que acabo de decir. La Iglesia es humana y divina, hay un ropaje humano pero estamos ante una obra de Dios. En la elección y ministerio tanto de Pedro, como hoy de Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y II, Benedicto XVI y Francisco, pude ver la obra de Dios que Él va construyendo con materiales tomados de nuestra orilla”.
“Con Pablo ellos deben decir: ‘Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios’”, estimó.
Por último, monseñor Arancedo consideró que “nos toca a nosotros vivir el tiempo único de un Papa argentino, ello nos llena de alegría. Él, Francisco, consciente donde está su fuerza, nos dice siempre con la certeza de una verdad de fe que da sentido a su vida: recen por mí. Esto nos pide y compromete. La Iglesia, como en tiempos de Pedro, sigue siendo objeto de fe, por ello decimos: Creo en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica”.+
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