“La lectura bíblica es la comunicación con Dios”, afirmó monseñor Héctor Aguer
“En 1981 -comenzó diciendo el prelado platense- se publicó El Libro del Pueblo de Dios, una traducción argentina de la Biblia hecha de los textos originales hebreo, arameo y griego por monseñor Armando Levorati y el presbítero Alfredo Trusso. Esta versión pasó incluso a los textos litúrgicos de la Argentina. Las lecturas que escuchamos los domingos en la misa están tomadas de esta versión que ha hecho el lenguaje bíblico accesible, con un idioma literariamente óptimo y, al mismo tiempo, bien nuestro, podemos decir iberoamericano”.
“Ahora acaba de salir una nueva edición de La Biblia: el Libro del Pueblo de Dios, en la que monseñor Levorati, un sabio biblista de la arquidiócesis de La Plata, elaboró nuevas notas, extensas y profundas y a la vez accesibles; notas de tipo histórico, exegético, pero sobre todo notas que permiten comprender la Palabra de Dios, qué nos quiere decir en cada versículo el Señor. Además, gráficamente la versión es espléndida y se las recomiendo”.
Monseñor Aguer dijo que quería hablar de esto porque “la Biblia no puede ser ajena a nuestra vida cristiana, a nuestra vida de relación con Dios. La lectura bíblica es algo fundamental para ir formando nuestra inteligencia y nuestro corazón. Y digo lectura bíblica porque la Biblia primero se lee en sus textos. Ustedes la tienen en sus casas y es bueno acostumbrarse cada día a dedicar un rato a su lectura.
A la lectura sigue la meditación. Tratándose de la Palabra de Dios la lectura y la meditación llevan a hablar con Dios, a la oración, a la contemplación”, comentó, porque “el fruto de la lectura bíblica es la comunicación con Dios. Dios nos habla en ella y nosotros le respondemos cuando recibimos su Palabra, la meditamos y la hacemos respuesta, oración. Esto es fundamental para la formación del espíritu cristiano”.
Monseñor Aguer también consideró que “hay otras fuentes de formación cristiana pero no podemos soslayar la que es fundamental, el texto de la Revelación. Esta nueva edición atrae especialmente, no para embellecer la biblioteca, sino para aficionarnos al libro que desde el primer versículo del Génesis está orientado a Cristo, a revelar la Palabra por excelencia que es Cristo”.
Porque “¿cómo vamos a conocer a Cristo si no estudiamos su palabra? La Iglesia, que tiene otras maneras de comunicarnos la revelación de Dios nos insiste mucho en esto. El papa Francisco nos dice en su exhortación Evangelii Gaudium que tenemos que volver a la Palabra de Cristo, especialmente a la Palabra del Evangelio para conocerlo mejor”.
El arzobispo de La Plata concluyó su reflexión señalando que “en momentos tan difíciles como los que pasamos, la lectura y la meditación de la Palabra de Dios es una extraordinaria fuente de consuelo espiritual. En medio de las turbulencias que tenemos que vivir y de los vaivenes de cada día ahí encontramos un instante de reposo en el Señor, nos hacemos firmes en la roca de su palabra”.+
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