Mons. Lozano convocó a hacer expresivas las obras de misericordia
El prelado llamó a vivir el tiempo de preparación a la Semana Santa haciendo expresivas las obras de misericordia e invitó a concretar una obra común para toda la diócesis: la construcción de una casa amigable para el alojamiento de personas en proceso de recuperación por adicciones.
En la carta, dividida en tres partes, el obispo recordó las palabras del papa Francisco en la bula de convocación al Año Santo: “La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios”.
Luego reflexiona sobre la necesidad de acoger la misericordia de Dios en este tiempo de Cuaresma, ya que ella “es vivida por el corazón creyente que se reconoce alcanzado por el amor de Dios que siempre perdona, restaura, levanta y libera de toda opresión. Esta experiencia es también envío misionero. Jesús fue ungido para sanar los corazones afligidos, dar la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos, anunciar la Buena Noticia a los pobres”.
“¡Cuánto me duele que quienes se acercan con el corazón abatido buscando un oasis en su camino de desierto, a veces encuentren en nosotros cara de vinagre o cerrazón de corazón! Desterremos las respuestas ‘no tengo tiempo’, ‘no se puede’, ‘acá las cosas son así’, o tantas otras que expresan poca valoración del hermano. Meditemos en el amor que Dios nos tiene y seamos misericordiosos como el Padre”, sostuvo.
En la segunda parte de la carta que lleva por subtítulo “La Misericordia, una meta”, monseñor Lozano citó al Papa invitando a hacer presente de manera especial, a través de signos y gestos concretos, las obras de misericordia. Y subrayó que el Santo Padre en su mensaje de Cuaresma 2016, expresa que éste es “un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales”.
En la última parte de la carta, monseñor Lozano propone a todas las comunidades de la diócesis, como gesto de este Año Jubilar, recaudar dinero para una obra de misericordia concreta: construir una “casa amigable” de alojamiento para hermanos en proceso de recuperación por adicciones.
“El problema es de todos y la solución también”, afirmó y explicó que “la casa contará con 16 plazas que serán utilizadas por personas de todas las ciudades de nuestra diócesis. El espacio permitirá recibir y hospedar por un tiempo breve a hermanos con problemáticas vinculadas al consumo de drogas, mientras se discierne su ‘pequeño plan’. La casa amigable estará próxima al actual “centro barrial” del Hogar de Cristo Nazareth, que funciona en el Barrio Franco (Gualeguaychú)”.+
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