San Roque se prepara para la solemnidad de la Divina Misericordia en Tres Isletas
Las celebraciones se realizarán en el santuario diocesano de la Divina Misericordia, de la ciudad chaqueña de Tres Isletas.
Desde muy temprano está prevista una peregrinación de 15 kilómetros y las celebraciones centrales serán a las 10 y a las 15 con la presencia tanto de los obispos Barbaro y Montini.
Monseñor Barbaro presidió el miércoles 23 de marzo la Misa Crismal en la catedral y concelebraron con el obispo auxiliar monseñor Montini, el obispo emérito, monseñor José Lorenzo Sartori, y los sacerdotes de la diócesis. En ese marco, el prelado agradeció el trabajo de la comunidad de la Pía Sociedad de San Cayetano, que se despide de la diócesis luego de casi 50 años de servicio y evangelización en el Chaco.
El Viernes Santo, más de un millar de fieles participó del tradicional viacrucis que se inició en la plaza central de la ciudad y culminó en la rotonda de las rutas nacionales 16 y 95. “El amor misericordioso de Dios llegó hasta el extremo de entregarse al más duro de los tormentos que se conocían en la antigüedad. La Cruz nos permite apreciar el amor infinito de Dios y la maldad de los pecados por los que se entregó a esa cruenta muerte. La Cruz está siempre en pie porque Jesús amaba y se ofrecía por los hombres y mujeres de todos los tiempos”, dijo monseñor Barbaro.
El Domingo de Pascua, el obispo invitó a los fieles a meditar sobre lo que pide el Papa en este Año de la Misericordia: “Nuestro Creador no se quedó indiferente ante el egoísmo, el orgullo y tantos desórdenes de nuestras pasiones. Salió al paso demostrando su amor con la entrega más absoluta, dándose por completo con el mayor de los sufrimientos en la Cruz. No podemos quedar indiferentes ante un Dios que nos ama de este modo”, sostuvo.
“Ha resucitado verdaderamente el Señor. Con su resurrección gloriosa ha confirmado que es el Hijo de Dios, que hemos sido rescatados de la enemistad con Dios con el precio de su Sangre, y que podemos vivir una vida iluminada por la Gracia de Dios, una vida alegre, llena de paz, aunque no falten penas que nos una más a la Cruz de Cristo. Si hay Cruz ahí está siempre Nuestra Madre la Virgen María para sostenernos con la fuerza de su fe”, agregó.
Por último, monseñor Barbaro alentó a la comunidad diocesana a dejar que Cristo entre “con mayor profundidad en nuestras vidas. Así seremos mejores instrumentos para que Dios ilumine las vidas de quienes nos rodean y brille su luz y su paz a nuestro alrededor”.+
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