En algunos países la celebración de la Jornada Misionera, por necesidades pastorales o de organización, se transfiere a otra fecha, como el caso de la Argentina donde la Jornada se celebra el segundo domingo de octubre, debido a que el tercer domingo se celebra tradicionalmente el Día de la Madre.
En su mensaje para la Jornada Misionera de 1986, el papa Juan Pablo II recordaba los 60 años de la Jornada con estas palabras: “Al comienzo de esta historia escuchamos la voz genuina de una pequeña porción del Pueblo de Dios que, con su adhesión a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, supo hacerse intérprete de la misión universal de la Iglesia católica que, por su misma naturaleza, se inserta en las diversas culturas locales, sin perder nunca su profunda identidad de ser 'sacramento universal de salvación'. Y cuando la sugerencia para la institución de esta Jornada llegó a la Sede de Pedro, su promotor Pío XI la aceptó inmediatamente, exclamando: 'Es ésta una idea que viene del cielo’. La iniciativa, confiada a las Obras Misionales Pontificias, especialmente a la Obra de la Propagación de la Fe, tuvo siempre como objetivo infundir al Pueblo de Dios conciencia de la necesidad de orar, promover y sostener las vocaciones misioneras, y la obligación de cooperar espiritual y materialmente a la causa misionera de la Iglesia”.
El papa Francisco, en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2016 subraya: “En este Año jubilar se cumple el 90 aniversario de la Jornada de las Misiones, promovida por la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe y aprobada por el papa Pío XI en 1926. Por lo tanto, considero oportuno volver a recordar la sabias indicaciones de mis predecesores, los cuales establecieron que fueran destinadas a esta Obra todas las ofertas que las diócesis, parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos eclesiales de todo el mundo pudieran recibir para auxiliar a las comunidades cristianas necesitadas y para fortalecer el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierra. No dejemos de realizar también hoy este gesto de comunión eclesial misionera. No permitamos que nuestras preocupaciones particulares encojan nuestro corazón, sino que lo ensanchemos para que abarque a toda la humanidad”.+
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