Mons. Martínez: “El falso pluralismo autoritario, es una nueva forma de fundamentalismo”
“Los fariseos tenían un gran celo por la Ley y solicitud por la perfección y la pureza, pero se ataban a las tradiciones rigoristas y humanas que los hacían cometer excesos, despreciaban a los ignorantes en nombre de su propia justicia, impedían el contacto con los pecadores y publicanos, limitando así su horizonte relacionado al amor a Dios y a los hermanos, que es el caracú y la clave de comprensión de la Palabra de Dios”, explicó.
El prelado sugirió poner la mirada en la actitud del publicano de la parábola, a quien, según el relato evangélico, “se le abrieron las puertas del Reino que el Señor anunciaba por su humildad y pobreza de espíritu: ‘Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos’”.
“A diferencia del publicano de la parábola, el fariseísmo tiene grandes similitudes con lo que hoy llamamos ‘fundamentalismos’ o bien, ‘integrismos’. En general, el error consiste en absolutizar su postura y condenar al que piensa distinto y sobre todo sentirse superior y mejor que los otros. Aún hoy tenemos en el mismo cristianismo posturas fundamentalistas o integristas”, advirtió.
“Cuántas veces en nuestras mismas comunidades hay quienes en nombre de una supuesta pureza doctrinal, o bien de una mal entendida opción por o desde los pobres ‘se tienen por justos y desprecian a los demás’. Es cierto que aquello que más abunda son nuevas formas de fundamentalismos que debemos considerarlas especialmente y aparecen engañosamente como los adalides de la libertad y el pluralismo, y sostienen duramente una nueva ‘dictadura del relativismo’”, sostuvo.
“Son los que sostienen que no existen ni la verdad, ni los valores, ni los principios, y condenan con apodos y rotulaciones a quienes no se someten a relativizarlo todo. Este falso pluralismo autoritario, también es una nueva forma de fundamentalismo”, agregó.
Por último, monseñor Martínez sostuvo que “estos fundamentalismos, por su soberbia, siempre son generadores de violencia. Y en el corazón autoritario, la humildad y la pequeñez están en el destierro. Sin embargo, aquellos que comprendan el valor de la pobreza espiritual y de la humildad, y la pongan en práctica, serán constructores de una sociedad mejor”.+
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