Los barilochense llevaron los reclamos de justicia a la gruta de la Virgen de las Nieves
El obispo de San Carlos de Bariloche, monseñor Juan José Chaparro CMF, presidió la misa central concelebrada por sacerdotes locales.
En la homilía, el prelado explicó que el lema de la peregrinación “es lo que siempre ora nuestro pueblo, cuando camina o se acerca a esta gruta, que es un lugar de vida”, y puntualizó que el pedido a la Virgen es de amparo para “nuestros seres queridos, nuestros enfermos, a los que ya no están” y de cuidado para “nuestros muchachos, los niños y los ancianos”.
“Una vez más venimos como pueblo de Dios, laicos, agentes pastorales, sacerdotes, consagrados, obispo para expresar nuestra fe en que Dios es rico en misericordia y está cerca de los que sufren, de los que están solos, de los que esperan en El. Nuestra Señora de las Nieves es el rostro de esa misericordia de Dios en este lugar. Ella nos espera, nos abraza con su amor, nos congrega, nos hace más hermanos”, destacó.
El obispo barilochense aseguró que “en este Año Santo de la Misericordia, que la Iglesia nos regala en la persona del papa Francisco, María Santísima nos contagia la misericordia para que también nosotros seamos misericordiosos como el Padre”, y señaló que “María siempre abre el corazón, nos hace más fraternos, más solidarios, más preocupados por los demás. Si la tenemos como Madre ella cuidará nuestra casa, que es la familia, el barrio, la ciudad, el campo”.
“Venimos a unirnos con Dios y la Virgen, los hermanos y hermanas de tantas partes. Y la creación entera nos rodea y penetra, como un signo de que somos parte de esta inmensa creación de Dios, para que aprendamos de Él a cuidarnos, a cuidar la vida humana, a cuidar la vida toda. Cada vez que dañamos algo, dañamos la vida toda. Cada vez que cuidamos a un ser humano, a una planta, al lago, cuidamos la creación entera de Dios. Señor enséñanos a cuidar la vida”, pidió.
Tras recordar que “el Papa nos ha mostrado de muchas formas el camino de salida, para encontrarnos con los demás, con los pueblos destruidos, con los que sufren, con todos”, sostuvo que “es una dirección que no debemos abandonar”.
“Los cristianos aún no ponemos en juego en nuestra sociedad los valores del Evangelio que seguro traerían nueva vida a la Patria. No basta condenar lo que está mal, sino aportar humildemente, pero con coraje esa fuerza en el entramado de la sociedad”, aseveró.
“Se aporta con el amor a la familia, con la cercanía y respeto de los vecinos, con la construcción de un barrio mejor, en la escuela, en los gremios, en todos lados. Los padres, maestros y profesores, nunca bien reconocidos en la sociedad por su aporte a la vida. Los científicos, que también son una riqueza en nuestro lugar, los artesanos y, por supuesto, los que gobiernan, convirtiendo su corazón especialmente a los que más sufren las dificultades, con la creación de trabajo, con la posibilidad de techo y tierra para todos”, detalló.
Monseñor Chaparro dijo que “en este tiempo pedimos por la vida en nuestra zona y región, por la vida para todos y especialmente para todas, vida digna, pan, trabajo, dignidad, porque Dios es el Dios que ama la vida”, y advirtió que “nos duele la muerte y todo tipo de muerte que se ejerce sobre los demás: los asesinatos, la violencia contra la mujer, los que no tienen trabajo, los que no pueden llevar el pan a su casa. Nos duele el descuido y los atropellos contra la naturaleza toda. Nos duele también que algunos tengan tanta tierra y otros nada ni para vivir”.
“Reclamamos contra toda muerte injusta. Queremos justicia entre nosotros. No queremos la muerte, ni la impunidad, ni la corrupción, ni la droga que mata. Queremos vida digna para todos: niños, jóvenes, ancianos. Virgen de las Nieves, madre de la misericordia, ampáranos. Cuida a nuestro pueblo”, rogó.+
Texto completo de la homilía
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