Mons. Castagna: La eficacia de la labor de Brochero nace de su pobreza
“Mientras dispongamos de un puñado de curas como él, Cristo, en su anunciada segunda venida, encontrará fe sobre la tierra. Un santo predecesor suyo, párroco de una pobre parroquia francesa, afirmaba con un realismo estremecedor: ‘Si ustedes no tuvieran quien les predicara la Palabra de Dios, al cabo de veinte años terminarían adorando las bestias’”, subrayó citando al Santo Cura de Ars.
El prelado advirtió que “esas ‘bestias’ son los diversos ídolos contemporáneos que atraen el culto idolátrico de verdaderas multitudes de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Están entronizados, desembozadamente, en los ámbitos más característicos de la sociedad y amenazan ‘ir por todo’”.
“El santo cura aporta al mundo el proyecto vivo de Dios, que Cristo encarna y que curas como él anuncian y celebran”, aseguró, y agregó: “Esta realidad, que influyentes poderosos intentan tapar, nos envuelve a diario, desde un anonimato intencionalmente manipulado por quienes pretenden detentar un falso e interesado liderazgo”.
“La humildad del Santo Cura Brochero lo hace útil para la obra redentora de Cristo. Hoy lo reconoce públicamente la Iglesia y señala, de esa manera, el único derrotero que conduce a la eliminación del mal. Cristo es el Camino, que conduce a la Verdad y a la Vida: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, concluyó.
Texto de la sugerencia
1.- La oración insistente atrae la atención de Dios. El pedido insistente del pobre conmueve las entrañas paternas de Dios. Jesús lo repite sin cesar porque “es lo único necesario”. Es clásica la escena de Betania. Pero este texto evangélico añade una parábola más clarificadora. El juez, negligente hasta la perversidad, cede frente a la insistente súplica de la pobre viuda, más inspirado por su comodidad que por su grave obligación de hacer justicia: “Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia”. (Lucas 18, 7-8) Las dos líneas siguientes abordan nuevamente el tema de la fe. Su tono de pregunta indica la gravedad de la situación - de incredulidad generalizada - que afecta negativamente el destino de la humanidad: “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lucas 18, 8). Estimulado por el mercado de la ciencia ficción, se produce un temor imaginario referido a cierto colapso de destrucción terráquea, que cambia de fecha y nunca acierta con el tenebroso presagio. Es más seguro hacerle caso a Jesús y recuperar o aumentar la fe en Él y en su palabra.2.- San José Gabriel del Rosario Brochero. La celebración de este domingo 29 durante el año coincide con un acontecimiento muy caro al pueblo argentino, en el que tengo el privilegio de participar: la canonización del sacerdote cordobés José Gabriel del Rosario Brochero, el popular Cura Gaucho, heroico evangelizador de las Sierras Altas de la provincia de Córdoba. Encarna al misionero clásico, heredero de aquellos Santos Apóstoles, instruidos y formados por el mismo divino Maestro. Los santos constituyen la obra de Dios en favor de los hombres. Los sacerdotes santos reproducen, de una manera muy viva, la imagen de Cristo, el Buen Pastor. Dan sus vidas, como Jesús, por el mundo necesitado de la acción misericordiosa de Dios. Lo hacen mediante el ejercicio del ministerio que se les ha confiado por la imposición de manos de un sucesor de los Apóstoles. El Santo Cura Brochero, hoy canonizado por el Papa Francisco, dio su vida por sus feligreses serranos predicándoles la Palabra, administrándoles los sacramentos y promoviendo la dignidad de los más humildes a través de nuevas rutas, ganadas a las altas sierras, que les permitieran acceder al beneficio de las grandes ciudades y al merecido progreso. Para ello, como su divino Maestro, se “anonadó” haciéndose un serrano más y aceptando, por amor, morir entre ellos pobre, leproso y ciego. Hace algunos años, un hermano Obispo, ya fallecido, relativizaba la santidad de Brochero con una afirmación simple: “Como Brochero hubieron y hay muchos curas”. Ni corto ni perezoso le retruqué: “¡Gracias a Dios!, pero, es conveniente que la Iglesia canonice alguno de ellos”. Quien, desde hoy, será venerado como San José Gabriel del Rosario Brochero no dejará de ser el Cura pobre y despojado por amor a Cristo y a sus hermanos más pobres de Traslasierra.
3.- La eficacia de su extraordinaria labor nace de su pobreza. La mención del santo Cura Brochero, confirma la eficacia sobrenatural de la acción evangelizadora de la Iglesia. Mientras dispongamos de un puñado de curas como él, Cristo, en su anunciada segunda venida, encontrará fe sobre la tierra. Un santo predecesor suyo, párroco de una pobre parroquia francesa, afirmaba con un realismo estremecedor: “Si ustedes no tuvieran quien les predicara la Palabra de Dios, al cabo de veinte años terminarían adorando las bestias”. (El Santo Cura de Ars) Las “bestias” son los diversos ídolos contemporáneos que atraen el culto idolátrico de verdaderas multitudes de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Están entronizados, desembozadamente, en los ámbitos más característicos de la sociedad y amenazan “ir por todo”. El santo Cura, que hoy ha sido canonizado en Roma, aporta al mundo el proyecto vivo de Dios, que Cristo encarna y que Curas como él anuncian y celebran. Esta realidad, que influyentes poderosos intentan tapar, nos envuelve a diario, desde un anonimato intencionalmente manipulado por quienes pretenden detentar un falso e interesado liderazgo. La humildad del Santo Cura Brochero lo hace útil para la obra redentora de Cristo. Hoy lo reconoce públicamente la Iglesia y señala, de esa manera, el único derrotero que conduce a la eliminación del mal. Cristo es el Camino, que conduce a la Verdad y a la Vida: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14, 6).
4.- La necesidad imperiosa de evangelizar. La tarea evangelizadora es riesgosa, muchos de sus responsables sufrieron - y sufren - marginación, persecución y muerte. El evangelizador correrá la suerte de su Señor y Maestro. Pero, es imprescindible el ministerio apostólico que la Iglesia desempeña, para el servicio de la fe del pueblo. Si se descuida ocurrirá lo que el Santo Cura de Ars pronosticaba con un dejo comprensible de dramatismo. El Santo Cura Brochero ha hecho propia esa inquietud y permitido que la exclamación del Apóstol San Pablo se apoderara de sus sentimientos más hondos y de la práctica pastoral que desarrollaba: “Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme; al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!”. (1 Corintios 9, 16) La fe, que el texto de este particular domingo destaca, con simples y relevantes rasgos, responde a nuestra actualidad. Es preciso renovar la meditación y el espíritu de conversión de quienes celebran la Palabra de Dios y la proponen al mundo.+
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