Mons. Ñáñez en Roma: Brochero nos desafía “a buscar sin desfallecer la santidad”
La predicación del Evangelio estuvo a cargo de monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba, quien destacó la importancia del acontecimiento del que han sido testigos el domingo en Roma, que “ha ayudado a redescubrir la belleza de la santidad en sus múltiples y variadas expresiones”, y “lo deseable que es la santidad”, que “es amistad con Dios, es intimidad con Él, es comunión de intereses, es cariño, es calidez”.
Para conseguir la santidad, afirmó monseñor Ñáñez, “debemos abrir nuestro corazón al amor misericordioso de Dios y dejarnos perdonar, renovar y transformar, reviviendo constantemente la gracia del bautismo”y también “procurando amar de veras a Dios y a su imagen viva que son todos nuestros hermanos”.
Ejemplo de esa santidad, señaló el arzobispo, es José Gabriel del Rosario Brochero, quien “se dejó amar desde sus primeros años, hasta sus últimos días en su enfermedad”. “Su vida entera estuvo dedicada con total generosidad a Dios y a sus hermanos, especialmente a los más desvalidos, a los que sirvió incansablemente”, agregó.
“Al cabo de unos años de incansable evangelización, predicación y tarea pastoral, el clima moral y social de la región cambió sustancialmente y para mejor”, relató el prelado, asegurando que todo fue “obra de la gracia y de la generosa correspondencia de esos cristianos al mensaje del evangelio”.
“El testimonio de San José Gabriel del Rosario, del santo Cura Brochero, nos desafía a todos, pastores, consagrados y laicos a buscar sin desfallecer la santidad a la cual el Señor nos invita”, indicó monseñor Ñáñez, “pero también tiene la sencillez de lo cotidiano y de lo que se consigue con el esfuerzo constante y generoso.”
Para finalizar, el arzobispo pidió a los presentes: “Procuremos como él construir cada día una Patria que honre sinceramente a Dios, que haga del evangelio su brújula, que viva en la honestidad, la justicia y la solidaridad”.
De la celebración participaron más de mil fieles argentinos, alrededor de 200 sacerdotes y obispos, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti y el ex gobernador de San Juan, José Luis Gioja. Los presentes reflejaron su alegría en aplausos y a una sola voz aclamaron: “¡Viva el papa Francisco!”. +
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