Card. Becciu: "El Papa habla con entusiasmo de su país"
"Lo que veo es que el Papa ama la Argentina. Habla con amor, con entusiasmo, recuerda, nos cuenta tantos episodios: se ve que ama su país", dijo el purpurado vaticano en declaraciones a la agencia Télam.
"Al mismo tiempo lo admiro porque mantiene el coraje de quedarse aquí en Roma, o de visitar otros países, renunciando a un afecto que es normal de poder ir a su país. Y en ese gesto encuentro al religioso jesuita que en su vida tuvo que renunciar a los afectos familiares, para estar al servicio total del Evangelio. Él siente el deseo de ser un misionero en el mundo, y ve dónde están los países que más necesidad tienen de su palabra. También San Pablo VI, una vez elegido Papa, no regresó más a su lugar de origen", agregó.
Consultado específicamente sobre una posible visita a la Argentina, el cardenal Becciu afirmó: "Eso está en manos de Dios y... del Papa".
"Son verdaderos mártires"
Al pedirle una reflexión sobre la próxima beatificación del obispo Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico catequista Wenceslao Pedernera, el cardenal Becciu respondió: "Son verdaderos mártires, de una época en la que la Iglesia, inmediatamente después del Concilio Vaticano II, tomó conciencia de que no se podía permanecer en silencio de frente a las injusticias sociales o a los grupos de poder que se garantizaban la existencia".
El purpurado enfatizó que "Este es el caso en el que vivían nuestros mártires: hombres que con coraje supieron defender los derechos de los pobres a costo de ir contra los intereses de los latifundistas de la región".
"En esa época, los obispos católicos, especialmente latinoamericanos, tomaron impulso de los documentos conciliares para ponerse en primera línea en el defender los derechos de las clases menos favorecidas y para fomentar que los cristianos se empeñen más en el campo social. Se disipaba así la definición marxista de la religión como 'opio de los pueblos', vista como una 'ideología' que adormecía las conciencias de los creyentes, volviéndolos indiferentes a las formas de injusticias terrenas y llevando la felicidad al paraíso", sostuvo.
"La mentalidad caricaturizada que reinaba en ese momento hacía creer que al rico le bastaba hacer buenas limosnas para ganarse el paraíso y que no importaba si su riqueza se había acumulado sobre la piel de los explotados. Con el Concilio y los sucesivos documentos pontificios, como la Populorum Progressio de Pablo VI, donde la propiedad privada ya no aparecía como un derecho absoluto, sino que se le atribuía el propósito de la función social; se engendró en la Iglesia una nueva mentalidad de compromiso con la Justicia Social", añadió.+
Publicar un comentario