Ascensión del Señor: contemplar nuestro destino final
En el primer punto, el obispo marplatense explicó que, con esta fiesta se cierra “en plenitud el circuito cristológico de la salvación”, ya que Dios, en la segunda persona de la Santísima Trinidad, “se encarna para nacer en nuestra historia, anunciar el Reino y morir y resucitar para salvar a la humanidad”, y en la Ascensión, vuelve al seno de la Trinidad. Pero Jesús “regresa con su humanidad, con su cuerpo y su carne”, con lo que está “anticipando el destino glorioso” al que hemos sido llamados.
Ascensión del Señor: equilibrio entre Cielo y tierra
Del mismo modo, la fiesta de la Ascensión ayuda a “equilibrar” la vida del cristiano entre el Cielo y la tierra, según indicó monseñor Mestre. En este sentido, describió que no debemos quedarnos “tan instalados en la tierra”, ni tampoco estar “tan absortos con el Cielo que nos olvidemos del compromiso con la tierra”. En cambio, se debe “mirar el Cielo como nuestra patria definitiva, nuestro destino final, pero con los pies bien firmes en la tierra, en la historia, en las circunstancias de vida cotidiana que tenemos que llevar adelante”.
Ascensión del Señor: nuevo modo de presencia de Cristo en sus testigos
En última instancia, el prelado de Mar del Plata señaló que la Ascensión se trata de “un nuevo tiempo” y “una nueva presencia de Jesús en medio del mundo”. Ahora el Señor se hará presente “a través de sus discípulos, testigos del Resucitado”. La palabra que proviene del griego, martyres, es decir testigos. Serán “testigos con sus vidas de la fe en el Señor”. Entonces, Jesús asciende pero nos deja a todos sus discípulos, quienes “darán testimonio de su Nombre, harán presente sus palabras y sus gestos”.+
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