El Papa en Mozambique: La paz es una “flor frágil” que requiere mucho trabajo
En presencia del presidente de la República, Filipe Jacinto Nyusi, el pontífice les habló de “construir la paz a través de la reconciliación, “llegando” al otro, a un país que, hace menos de un mes, el 6 de agosto, alcanzó un acuerdo de paz que puso fin a 40 años de conflicto armado que costó al menos un millón de muertes.
Francisco comenzó recordando a las víctimas de los pasados ciclones Idai y Kenneth: “Quiero dirigir mis primeras palabras de cercanía y solidaridad a todos los que padecieron recientemente los ciclones Idai y Kenneth, cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias”.
El Papa lamentó no poder visitar más comunidades y animó a “todos los actores civiles y sociales que, poniendo la persona en el centro, sean capaces de promover la necesaria reconstrucción”.
Asimismo, agradeció a la comunidad internacional “por el esfuerzo que desde hace décadas realizan para que la paz se vuelva la norma, y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos que tienen como nación”.
“Ustedes conocen el sufrimiento, el dolor y la aflicción, pero no querían que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra”.
“Durante todos estos años, dijo, ustedes han experimentado que la búsqueda de una paz duradera, es una misión que involucra a todos, requiere un trabajo duro, constante y continuo, ya que la paz es” como una flor frágil, que trata de florecer entre las piedras de la violencia, y por lo tanto requiere que continuemos afirmando con determinación pero sin fanatismo, con coraje pero sin exaltación, con tenacidad pero de manera inteligente: no a la violencia que destruye, sí a la paz y la reconciliación”.
La Paz, dijo el Santo Padre, es una responsabilidad de todos y en especial, de los que ocupan un cargo. Este es el compromiso inherente al cargo: “Reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación. No podemos perder de vista que, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Y añadió, citando la Evangelii gaudium: “Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad”.
Seguidamente Francisco subrayó los progresos que la sociedad mozambicana va teniendo en la salud y educación, así que como subrayó la necesidad de que esto “posibilite que nadie se sienta rezagado”.
Sobre los jóvenes, el Papa puso de manifiesta la importancia que tienen en la vida social del país: “Ellos no son solamente la esperanza de esta tierra, son el presente que interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos; ellos son potencial para sembrar y desarrollar la tan deseada amistad social” y agregó: “Una cultura de paz requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada” y también consideró imprescindible “mantener viva la memoria como camino que abre futuro; como caminar que lleve a buscar metas comunes, valores compartidos, ideas que favorezcan levantar la mirada sobre intereses sectoriales, corporativos, o partidarios de manera tal que las riquezas de su nación sean puestas al servicio de todos, especialmente de los más pobres”.
Dirigiéndose a las autoridades las animó a cumplir su misión: “¡Que no cesen los esfuerzos hasta que deje de haber niños y adolescentes sin educación, familias sin techo, operarios sin trabajo, campesinos sin tierra; bases de un futuro de esperanza porque es futuro de dignidad! Estas son las armas de la paz” e insistió en la necesidad de un modelo de desarrollo que concilie el cuidado de la tierra y el cuidado de toda vida que la habita: “Mozambique es una nación bendecida, que están invitados especialmente a cuidar. La defensa de la tierra, es también la defensa de la vida que reclama una especial atención cuando se constata una tendencia a la expoliación y al despojo guiados por un afán acumulativo que, en general, ni siquiera es de personas que habitan estas tierras, y no está motivado por el bien común de vuestro pueblo. Una cultura de paz implica un desarrollo productivo, sustentable e inclusivo”.
El papa Francisco finalizó su discurso afirmando: “Todos ustedes son los constructores de la obra más bella a ser realizada: un futuro de paz y reconciliación como garantías del derecho al futuro de sus hijos. Pido a Dios para que este tiempo que estaré entre ustedes pueda, yo también, en comunión con mis hermanos obispos y la Iglesia católica que peregrina en esta tierra, aportar para que la paz, la reconciliación y la esperanza reinen definitivamente entre ustedes”. +
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