El sacerdote, que también es párroco de la comunidad de San Cayetano en Olavarría, Buenos Aires, añadió: “Desde siempre la música forma parte de las celebraciones cristianas”. Y recordó a san Pablo en sus cartas que “alienta a rezar con salmos y cantos inspirados por el Espíritu Santo”.
Al mencionar el ministerio de la música, indicó que “se trata de un servicio en favor de la comunidad. Hay que hacerlo de corazón, poniendo lo mejor de uno. No hay nada más lindo cuando toda la asamblea canta y celebra con unidad de voces y de corazones”, dijo el presbítero Picaroni.
También recomendó a quienes forman de este ministerio “conocer lo que se está celebrando en cada Eucaristía. En un primer momento la música acompaña la bienvenida inicial, poniendo a la comunidad en clima para celebrar al Señor. Después la música tiene que llevarnos a tener una actitud de escucha atenta de la Palabra. El ministerio debe estar enfocado en la mesa de la Eucaristía y, al finalizar la celebración, debe invitar a volver a la vida cotidiana para enfrentar la tarea misionera. La música en la celebración tiene que estar a tono con todo este dinamismo”.
Por otro lado, el miembro del Secretariado Nacional de Liturgia mencionó que “es importante estar en sintonía con la comunidad que celebra, hay que animar y acompañar. Para esto se hace el servicio, para ayudarlos a celebrar”. .
En este sentido, animó a “conocer la riqueza enorme que tenemos en el repertorio musical”, y dijo que el repertorio tiene que ser a la vez sostenido y renovado: “Hay muchas canciones que ya están en la memoria de la gente; pero asimismo, hay que enriquecerlo con nuevas creaciones acordes a la sensibilidad actual en los ritmos y en los modos de volcar el mensaje bíblico”.+
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