Mons. Ñáñez: ¿Cuál es el secreto que nos quiere compartir la Virgen?

Mons. Ñáñez: ¿Cuál es el secreto que nos quiere compartir la Virgen?

Alta Gracia (Córdoba) (AICA): La arquidiócesis de Córdoba celebró ayer, lunes 11 de febrero, la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, en la gruta del santuario de la ciudad de Alta Gracia. Monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba, celebró la Eucaristía y compartió la fiesta con la gran convocatoria de fieles que asistió al santuario a honrar a la Virgen.
“Con serena alegría y con gran confianza nos hemos congregado en este santuario para honrar a la Virgen Santísima en el día de su fiesta”, comenzó diciendomonseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba, al presidir la misa de los enfermos en la gruta del santuario Nuestra Señora de Lourdes de la ciudad de Alta Gracia.

Al cumplirse, este lunes 11 de febrero, 161 años de las apariciones de la Virgen a Santa Bernardita, en la ciudad de Lourdes, al sur de Francia, monseñor Ñáñez recordó el himno que se reza en el oficio de lectura que refiere a lo vivido por Santa Bernardita: “La santísima virgen le confió algunos secretos que ella ha guardado cuidadosamente”.

La Virgen eligió aparecer a gente sencilla: a Bernardita, a los pastorcitos de Fátima. “La virgen expresa con ellos un gran cariño”, aseguró el arzobispo. Del mismo modo, la Virgen María quiere hacerlo con nosotros “¿No tenemos un gran secreto? ¿La Virgen no querrá decirnos algo?”, se preguntó. “Yo creo que sí -respondió- Ella quiere decirnos que Dios nos ama y envió a su Hijo hecho uno de nosotros para decirnos con gestos y palabras que realmente nos quiere”.

“Jesús vino por nosotros y dio su vida. Este es el secreto, no para guardarlo sino para compartirlo”, afirmó monseñor Ñáñez, e invitó a los presentes a compartir este secreto con los hermanos, para generar una “actitud de discípulos de un mismo maestro”.

Al mencionar la Jornada Mundial del Enfermo, el prelado citó las palabras del papa Francisco, cuando invita a “donarnos a nuestros hermanos y a los que sufren”, porque “un don es mucho más que un regalo". “En el regalo uno trasmite la posesión de un objeto a otro. En el don, en cambio, uno manifiesta también la intención de brindarse a uno mismo, su amistad y su cercanía”, sostuvo.

“Esto es lo que necesita el hermano enfermo: cuidado, ternura, y recibir también de labios fraternales el secreto de que Dios nos ama; y que el en su enfermedad es especialmente amado por Dios y puede que participar estrechamente de la entrega de la ofrenda de Jesús, porque para el seno de la comunidad eclesial es alguien importante”, indicó monseñor Ñáñez.

Luego citó a San Juan Pablo II, quien se encomendaba a la oración de los enfermos, “porque sabía que tenían especial cabida para Dios”. “Ese hermano que puede hacer tanto en favor de la Iglesia, necesita también la cercanía, la ternura y el cariño de la Iglesia, expresado en sus hermanos en la fe, y necesita escuchar el secreto”, manifestó el arzobispo de Córdoba.

Se refirió a los textos evangélicos mencionando la lectura de Isaías, que nos dice: “Dios nos quiere acariciar como una madre acaricia a un niño sobre sus rodillas, quiere consolarnos como una madre consulta a su hijo”. Y continúo el obispo: “Dios nos ama con esa ternura de acariciarnos, consolarnos. Venimos con nuestras preocupaciones y dolores, pero ahí está el corazón de la Madre que acaricia, que consuela”, señaló. Pero añadió: “Dios nos ama no porque nosotros conquistemos el amor; Él nos lo regala antes de que nosotros abramos el corazón y tratemos de sintonizar con ese amor”.

“Hagan todo lo que Jesús les diga”, es el otro secreto que la Virgen comparte, “a sus servidores de Caná y a nosotros acá en Alta Gracia”, indicó el arzobispo. “Este es mi mandamiento: ámense unos a otros, no se perjudiquen, respétense, sean bondadosos, ayúdense, estén cerca uno de otros para tenderse una mano fraternal, en momentos difíciles, en la enfermedad, en necesidades materiales, en miles de circunstancias que nos toca atravesar. Qué bueno tener en cuenta esta recomendación de la Virgen”.

Al concluir sus palabras, exhortó a los presentes a poner en manos de la Virgen las preocupaciones y “pidámosle a Ella que nos ayude a conservar en el corazón este secreto: que Dios nos quiere. Y dejémonos querer por Dios. Que también que nos ayude a compartir este secreto: no como quien repite una cosa ‘archisabida’, sino como quien comparte una experiencia, porque frente al testimonio, no hay argumentos que lo discutan”.+

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