Ciudad del Vaticano (AICA): “El deporte es una forma de educación”, dijo el papa Francisco a los miles de personas que participaron en la tarde del sábado, 7 de junio, en la Plaza de San Pedro en la fiesta del Centro Deportivo Italiano que celebra su setenta aniversario. “Yo veo tres caminos para los jóvenes y los niños”, explicó el Papa: “El camino de la educación, el camino del deporte y el camino del trabajo. Con estos tres caminos, les aseguro que no habrá ninguna dependencia: nada de drogas, nada de alcohol. ¿Por qué? Porque la escuela te lleva adelante, el deporte te lleva adelante y el trabajo te lleva adelante.
“Yo veo tres caminos para los jóvenes y los niños”, explicó el Papa: “El camino de la educación, el camino del deporte y el camino del trabajo, es decir, que haya puestos de trabajo al principio de la vida juvenil. Con estos tres caminos, les aseguro que no habrá ninguna dependencia: nada de drogas, nada de alcohol. ¿Por qué? Porque la escuela te lleva adelante, el deporte te lleva adelante y el trabajo te lleva adelante.
No se olviden de esto. A ustedes, deportistas, a ustedes gerentes, y también a ustedes, hombres y mujeres de la política: la educación, el deporte y puestos de trabajo!”
Francisco recalcó después la importancia de que el deporte fuera siempre un juego, porque solo así' 'es bueno para el cuerpo y el espíritu”. “Y si les gusta el deporte -añadió- los invito no sólo a jugar, como ya hacen, sino a algo más: a involucrarse en la vida como en el deporte. A entrar en juego también en la búsqueda del bien en la Iglesia y en la sociedad, sin miedo, con valentía y entusiasmo.
A entrar en juego con los demás y con Dios; no se conformen con un "empate” mediocre. Den lo mejor de ustedes mismos, por lo que realmente es verdad y que dura para siempre. No se conformen con una vida “de empate mediocre”. ¡Adelante, en busca de la victoria!”
“En los clubes -prosiguió- se aprende a aceptar. Se da la bienvenida a cualquier atleta que quiera unirse a nosotros y se reciben unos a otros. Insto a todos los dirigentes y entrenadores a ser, sobre todo, gente acogedora, capaz de mantener la puerta abierta para dar a todos, especialmente a los menos afortunados la oportunidad de expresarse. Les deseo que sientan el gusto, la belleza del juego en equipo, que es muy importante para la vida.
¡No al individualismo! Pertenecer a un club deportivo significa rechazar todas las formas de egoísmo y aislamiento, es una oportunidad de conocer y estar con los demás, para ayudarnos unos a otros, para competir en la estima mutua y crecer en la fraternidad”.
El Pontífice recordó también que muchos educadores, sacerdotes y monjas salieron del deporte para madurar después su vocación y que son muchos los clubes que nacen y viven “a la sombra del campanario”. Y añadió: “Si en una parroquia no hay un equipo deportivo falta algo. El deporte en la comunidad puede ser una gran herramienta misionera, donde la Iglesia se hace cercana a cada persona para ayudarla a ser mejor y para encontrar a Jesucristo”.
“Les pido, por favor -finalizó- que jueguen todos, no solo los mejores; todos, con las ventajas y limitaciones de cada uno; más aún ayudando a los más desfavorecidos, como hizo Jesús. Y los animo a continuar, a través del deporte, con su compromiso con los niños de las periferias de las ciudades: Además de la pelota para jugar, pueden llevar también razones de esperanza y confianza”.+
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