Ciudad del Vaticano (AICA): En la misa, celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el papa Francisco abordó el pasaje de las Bienaventuranzas las cuales son, afirmó, el carnet de identidad de los cristianos y el programa para lograr la santidad, pues el cristianismo es una religión para practicarla y “no para pensarla”.
El Santo Padre señaló que en este pasaje Cristo “nos indica el programa de vida, la identidad de los cristianos, yendo contracorriente con respecto a lo que se ‘suele hacer en el mundo’”.
“Felices, Bienaventurados los pobres”, recordó el Papa, al advertir que cuando el hombre considera que está satisfecho, “ya no hay lugar para la Palabra de Dios”.
Luego señaló que, como enseña Jesús, los que lloran serán consolados, pero con “el consuelo de Jesús, no el del mundo”.
“El mundo nos dice: la alegría, la felicidad, la diversión, eso es lo lindo de la vida. E ignora, mira hacia otro lado cuando hay problemas de enfermedad, problemas de dolor en la familia. El mundo no quiere llorar, prefiere ignorar las situaciones dolorosas, taparlas. Sólo la persona que ve las cosas como son y llora en su corazón es feliz y será consolada”.
“Bienaventurados los mansos en este mundo que desde el comienzo es un mundo de guerras, un mundo donde se pelea por todas partes, donde en todo lugar hay odio. Y Jesús dice: nada de guerras, nada de odio, paz, mansedumbre”, añadió el Papa. Dijo que aunque el mundo considera necio al que es manso en la vida, “que piensen lo que quieran”, pues los mansos heredarán la Tierra.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”, recordó Francisco, al denunciar las injusticias “producto de la corrupción, de los compinches de la corrupción, de la política del negocio por encima de todo”. “Jesús nos recuerda que son Bienaventurados los que luchan contra estas injusticias”, afirmó.
“Bienaventurados los misericordiosos, los que comprenden los errores de los demás. Jesús –afirmó-, no nos dice Bienaventurados los que se vengan”.
“Bienaventurados los que perdonan, misericordiosos. ¡Porque todos somos un ejército de perdonados! Y por ello es Bienaventurado el que va por ese camino del perdón. Bienaventurados los que tienen el corazón puro, sencillo, puro sin malezas, un corazón que sabe amar con esa pureza tan linda”.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz”, recordó Francisco, pero advirtió que es más común “ser trabajadores por guerras o al menos trabajadores de malentendidos”. “Cuando oigo algo de éste y voy y se lo digo, con una versión ampliada. El mundo de los chismes. Esta gente que chismea no trabaja por la paz, es enemiga de la paz. No son bienaventurados”, expresó.
“Jesús nos presenta las Bienaventuranzas y nos da también otras indicaciones, que encontramos en el capítulo 25 del Evangelio ‘tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’”.
Francisco señaló que son “pocas palabras, palabras sencillas pero prácticas para todos; porque el cristianismo es una religión práctica: no para pensarla sino para practicarla. Hoy, si tienen un poco de tiempo en casa, tomen el Evangelio, el Evangelio de Mateo, capítulo quinto, al comienzo están estas Bienaventuranzas; en el capítulo 25 las otras. Les hará bien leerlo, una, dos, tres veces. Pero leer esto, que es el programa de santidad. ¡Que el Señor nos de la gracia de comprender este mensaje suyo!”.+
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