El Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano optó por estipular esta medida debido a que el sacerdote “había violado la prohibición de comunicarse con el exterior”, una condición de la que dependía el arresto domiciliario.
“Se estaba comunicando con personas. El arresto domiciliario estaba condicionado al límite sobre la comunicación. Es por lo que él fue nuevamente arrestado, para que no continuara manteniendo comunicación con el exterior”, aclaró el padre Lombardi.
El sacerdote fue secretario de la extinta Comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA) y encara este proceso penal acusado de divulgar documentos clasificados del Vaticano. Por esa razón fue detenido como medida preventiva por el Vaticano el 1 de diciembre del año pasado y el día 23 de ese mismo mes se le concedió el arresto domiciliario, una situación revocada ahora por la Justicia de la Santa Sede.
Junto a él permanecen imputados la ex relaciones públicas Francesca Chaouqui, el antiguo miembro de la COSEA Nicola Maio, así como los periodistas que publicaron sendos libros con los secretos difundidos, Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi.
El juicio se reanudó este sábado 12 de marzo, después de tres meses y medio de receso. El juicio oral fue a puerta cerrada, duró aproximadamente una hora y se presentó la pericia técnica solicitada para “valorar la correspondencia y el material informático relevante para el proceso”. Esto se debe a la petición de la propia Chaouqui de nombrar un perito externo al Vaticano que examine el material informático y la documentación que se aportará durante el juicio.
La próxima audiencia del proceso tendrá lugar el próximo lunes y tendrá un carácter público, ya que se permitirá el acceso a una serie de periodistas.
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