Luego de la muerte de Juan XXIII, el cardenal Capovilla se dedicó a cultivar su memoria y a promover el conocimiento de su figura y de su obra.
El cardenal Loris Capovilla falleció en la clínica Palazzolo de Bérgamo, donde ingresó hace unos días. El purpurado, que en octubre cumpliría 101 años, fue creado cardenal por el papa Francisco, en lo que supuso un reconocimiento a su figura y a la del papa Roncalli, a quien también proclamó santo.
Nació en Pontelongo el 14 de octubre de 1915, ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1940. Elegido obispo de Chieti por el papa Pablo VI el 26 de junio de 1967 y consagrándolo el 16 de julio siguiente. El 25 de septiembre de 1971, es elevado a la Prelatura territorial de Loreto con el título de arzobispo titular de Mesembria.
Creado cardenal por el papa Francisco en el consistorio celebrado el 22 de febrero de 2014. Durante su vida coexistió con nueve papas.
Capovilla acompañó al papa Juan XXIII en las visitas y en las celebraciones, compartió con él alegrías y dificultades y sobre todo fue testigo directo de la extraordinaria intuición de convocar el concilio ecuménico Vaticano II, que el Pontífice anunció sorpresivamente en 1959, guiando la preparación y la primera fase.
Luego de la muerte del “Papa bueno” monseñor Capovilla se dedicó a cultivar su memoria y a promover el conocimiento de su figura y de su obra. Se ocupó personalmente de la publicación de sus principales escritos. También es autor de numerosos volúmenes sobre el pontífice bergamasco. Uno de sus legados fue el “testamento espiritual”, “Mis años con Juan XXIII”.
Con la muerte del cardenal Capovilla el Colegio Cardenalicio queda compuesto por 213 cardenales (114 electores y 99 no electores). +
Publicar un comentario