Rugby en las cárceles: cuando el deporte y la misericordia se unen por la inclusión

Rugby en las cárceles: cuando el deporte y la misericordia se unen por la inclusión

Buenos Aires (AICA): En este Año de la Misericordia, el papa Francisco ha puesto énfasis una y otra vez en su invitación a realizar obras de misericordia. “Visitar a los presos”, aparece entre las obras corporales a las que en este año jubilar estamos especialmente llamados. En ese marco, un grupo de jueces nacionales de ejecución penal se destacan por su iniciativa de visitar las cárceles y enseñar a los presos a jugar rugby: se trata de María Jimena Monsalve, Marcelo Peluzzi y Axel López, que convocaron al entrenador Eduardo “Coco” Oderigo, pionero en esta actividad inclusiva, para expandir el proyecto y llevar el rugby a más unidades carcelarias. En septiembre, visitaron la unidad 24 de de Jóvenes Adultos del Servicio Penitenciario Federal, en la localidad de Marcos Paz.
Los jueces nacionales de ejecución penal María Jimena Monsalve, Marcelo Peluzzi y Axel López visitaron la Unidad 24 de Jóvenes Adultos del Servicio Penitenciario Federal, en la localidad de Marcos Paz, acompañados por el entrenador de rugby de “Los Espartanos”, Eduardo “Coco” Oderigo, con el fin de visitar a quienes allí se encuentran alojados y vivir una jornada deportiva, enseñándoles a jugar al rugby, compartiendo sus historias, y generar vínculos inclusivos con quienes están privados de su libertad.

La jueza Monsalve fue la encargada de iniciar la jornada, con una charla en la que explicó a los presentes los motivos que habían impulsado la actividad, fundamentada en el potencial de los jóvenes, a fin de que tuvieran la posibilidad de introducirse en la práctica de un deporte que fomenta conductas y valores laudables.

Luego fue el turno del entrenador Oderigo, ex jugador del San Isidro Club y fundador del equipo Espartanos, conformado por presos y ex presos, quien transmitió las experiencias vividas en los penales de la provincia de Buenos Aires, donde comenzó el proyecto que dio notables resultados, principalmente al reducir la violencia en pabellones difíciles, como también al anular el índice de reincidencia en aquellos que formaron y siguen formando parte del programa.

A continuación, Jesús, un ex preso, compartió un testimonio conmovedor, en el que destacó que a partir del ingreso del rugby en la cárcel donde se encontraba alojado, encontró amigos, razones para seguir viviendo y deseos de no vincularse nunca más con las drogas.

La jornada continuó en el campo de juego: durante más de dos horas los jóvenes aprendieron las reglas básicas del deporte, “tacklearon” y jugaron un partido que nadie quería terminar y donde Jesús demostró que su metro y medio de estatura tampoco fue un obstáculo para poder jugar al rugby.

Los jueces que participaron de la actividad pretenden que el Marcos Paz Rugby Club, junto con los profesores de Educación Física del penal, y apoyados por todos los que impulsaron la iniciativa, logren que la actividad se pueda entrenar en forma semanal. La idea es que los clubes cercanos a las cárceles se involucren en la práctica, impulsando los valores del rugby y la inclusión social de aquellos que se encuentran privados de su libertad, al tiempo que realizan una obra de misericordia, tal como lo pide el Papa.

Los Espartanos obsequiaron a los jóvenes de la cárcel una pelota de rugby y una remera con el logotipo del equipo, que es al mismo tiempo una máscara y un águila, lo que representa la posibilidad de transformación, la diferencia entre lo que las personas muestran habitualmente a los demás, frente al verdadero potencial inspirador de la imagen del águila, que invita a la libertad y a emprender un vuelo.

La iniciativa ha sido un esfuerzo mancomunado para dar impulso al desarrollo de actividades deportivas como el rugby, que tiene una mística especial. Además de fortalecer y templar el carácter, desarrolla otras áreas de la persona, como el acatamiento a las reglas de juego, la regulación de los impulsos, el cuidado del propio cuerpo y del compañero y, por sobre todas las cosas, inculca los valores humanos de grupo que inspira.

Este tipo de actividades incentivan además la participación de los ciudadanos, que desinteresadamente se involucran para colaborar con el tratamiento penitenciario y el posterior regreso de los presos al medio libre. Además, se trabaja la continuidad en la práctica del deporte al finalizar la condena, como en el caso de Jesús, que hoy sigue jugando en el Club Virreyes. En muchos casos, también por el lazo que se genera entre la gente de los clubes y los presos, aparecen oportunidades de trabajo al momento de la salida.

La intención de trabajar en estos proyectos se basa en las posibilidades de integración social que brindan, que es fundamental para evitar la recaída en el delito y contribuir a que la reinserción social no sea solo un discurso legal. Reducir la reincidencia es un modo de proteger a todos los ciudadanos y de esta manera, disponer otros caminos posibles para promover la seguridad, sobre todo habiéndose comprobado sus buenos resultados.

En un año en el que las “Reglas Mandela” de las Naciones Unidas han cobrado una especial difusión, Oderigo recordó a los jóvenes el mensaje que le dio el Papa Francisco cuando recibió a los Espartanos, al decirles que “en el arte de ascender, lo que importa no es caer, sino no permanecer caído”.

El papa Francisco, voz constante en defensa de los derechos humanos de los privados de libertad, en este Año de la Misericordia, había enviado otro mensaje a un grupo de jueces y funcionarios del Consejo de la Magistratura de la Argentina que trabajan en la ejecución de la pena: “Ninguno está perdido”, expresó en una conmovedora homilía en la que reflexionó sobre la parábola de la oveja desobediente. Francisco incentiva constantemente con su mensaje la concientización de todos los ciudadanos comunes para comprometerse a trabajar en la reinserción social.

Un proyecto que busca extenderse
A partir de la difusión de estas actividades, que vienen realizándose con éxito en las cárceles donde fueron iniciadas, se espera que los jueces de Ejecución Penal y los funcionarios del Ministerio de Justicia del Poder Ejecutivo vinculados a la ejecución penal vinculen sus esfuerzos para que este programa se extienda en todo el país, y que los ciudadanos puedan sumarse, desde su lugar, a una propuesta enriquecedora, que materializa la misericordia e impulsa la unión y la inclusión.

Quienes estén interesados en sumarse al proyecto, colaborar, participar, o tengan consultas sobre la actividad, pueden ingresar al sitio web de Espartanos o comunicarse con María Jimena Monsalve .+

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