Cierre de la fase diocesana de la causa de beatificación del misionero Tarcisio Rubín
El proceso canónico se inició en 2008, cuando el entonces obispo de Jujuy, monseñor Marcelino Palentini SCJ, firmó el reconocimiento para continuar la causa de beatificación del misionero scalabriniano Tarcisio Rubín, expresando que había remitido documentales a la Santa Sede, a efectos de que permitan efectuar y se reconozcan los trabajos previos para presentar dicha causa.
Al año siguiente comenzó el trabajo, pero ante la muerte de monseñor Palentini caducó y en 2015, durante una ceremonia realizada en la catedral jujeña, presidida por monseñor César Daniel Fernández, se procedió a la reapertura oficial del pedido de beatificación del padre Tarcisio Rubín. En la oportunidad quedó reconstituido el Tribunal de la causa de canonización.
Habiendo recabado numerosos testimonios que dan cuenta de la vida de santidad del misionero, el 31 de octubre la causa concluirá su fase diocesana y toda la documentación será llevada a Roma.
El padre Tarcisio Rubín, una vida de santidad
El recuerdo del misionero scalabriniano está latente en el corazón de distintas comunidades jujeñas y de otras provincias argentinas, en las que dejó sembrada la semilla de la fe, de la caridad sin límites y de su profundo amor por los más humildes. Su santidad era palpable. Solía vérselo predicando, cuidando a los hijos de los zafreros mientras éstos cortaban las cañas en medio de los surcos, preparándoles la comida y hablándoles de la existencia de un Dios, para el cual todos somos iguales.
El padre Tarcisio Rubín, nació el 6 de mayo de 1929 en el pueblo de Loreggia, provincia de Padua, Italia. Fue ordenado sacerdote, el 21 de marzo de 1953 en la Catedral de la Piacenza. Llegó a la Argentina el 9 de abril de 1974.
En 1975, Dios guió sus pasos hacia el norte argentino. Fue figura preponderante en el establecimiento y organización de los misioneros scalabrinianos en la ciudad de San Pedro de Jujuy, desde donde se canalizaron las actividades tendientes a la atención de los migrantes.
A fines de septiembre de 1983, el misionero cayó gravemente enfermo y fue derivado a Córdoba. Pero desoyendo la prescripción médica, cumplió el que sería su último sueño: volver a Jujuy. Al llegar a San Pedro siguió hasta San Francisco de Valle Grande y fue a visitar las familias de Alto Calilegua. El 2 de octubre, la directora y un grupo de niños de la escuelita de Alto Calilegua, fueron a recibirlo a la entrada del pueblo. Tras celebrar la misa a las 21, se retiró a orar a la capilla.
Al día siguiente, el 3 de octubre de 1983, los niños fueron a despertarlo y encontraron su cuerpo sin vida tendido frente al altar. Sus restos descansan en la capilla del cementerio Cristo Rey de San Pedro.
Más información en el perfil de Facebook: Causa de canonización Padre Tarcisio Rubín cs.+
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