Francisco en el Encuentro Sinodal: “Cuídense del clericalismo, la mundanidad y el chismorreo”
“Me invitaron a mandarles un mensaje para esta jornada sinodal y lo hago con gusto”, comenzó el Pontífice. Compartió a los fieles que sigue las novedades del sínodo arquidiocesano desde Roma a través del boletín eclesiástico: “Sé que están trabajando mucho, se ve que hay movimiento y el sínodo es eso: moverse, animar, caminar juntos, ponerse de acuerdo”, mencionó.
Describió al sínodo como aquel camino en el que se encuentra a alguien y se comparte una charla, y aconsejó implementar el “apostolado de la oreja”. “En ese encuentro, lo escuchás y reflexionás. Pero lo más difícil es lo primero: escuchar. Porque mientras el otro está hablando, yo estoy pensando que le voy a contestar. No, escuchalo tranquilo. Y después le decís. Esto es el apostolado de la oreja, no se lo olviden”.
Luego se detuvo en la reflexión: “Durante este camino la Iglesia tiene que ser reflexiva. Porque caminar juntos es para crecer juntos. La Iglesia particular atrae la condición de Dios. En este camino van a encontrar cosas muy buenas y cosas no tan buenas”, sostuvo. Enumeró tres dificultades de las que “deberán que cuidarse”.
La primera, el clericalismo. “Caminar en sinodalidad significa que toda la comunidad diocesana, el parroquiano, los chicos del colegio, todos caminen juntos. Todos son pueblo de Dios. A veces da pena cuando en una parroquia los fieles lo único que hacen es ver lo que dice el cura. Y el cura deja de ser pastor para ser patrón de estancia”, manifestó. Entonces, el papa Francisco interrogó a los presentes: “En tu parroquia ¿hay consejo de asuntos económicos? ¿hay consejo pastoral? Si todo lo hace el cura, es clericalismo puro”. Definió a esta dificultad como la “perversión en el cuerpo de la Iglesia”. “Defiéndanse del clericalismo”, los exhortó.
La mundanidad fue la segunda dificultad que Francisco describió: “No hay que vivir el Evangelio con criterios mundanos, sino con criterios evangélicos”. Explicó que vivir mundanamente es decir cosas que "no son del corazón, ni con los valores humanos que el Señor nos dio”. “¡Cuídense de la mundanidad!”, alentó el Santo Padre. “Esto no es idea mía, es lo que Jesús le pidió al Padre para los discípulos: ‘No te pido que los saques del mundo sino que los preserves, que los cuides, para no caer en el espíritu del mundo’”.
Mencionó al “espíritu del mundo” como aquel que “se nos filtra por todos lados”, aquel que “está de moda”. “Tengan los ojos abiertos, no se coman cualquier cosa”, les dijo. “Cuídense de las colonizaciones ideológicas, es la colonización de la mente, donde te ponen criterios que no son humanos y menos cristianos. Eso es mundanidad, es vivir ingenuamente”, completó Francisco.
“El tercer consejo es el que más debilita a las comunidades eclesiales: el chismorreo”, describió el Papa. Y definió a los porteños como esos chismosos “con cierta brillantez”. “Cuídense de los chismes: lean lo que dice el apóstol Santiago sobre los chismosos. Y les digo un remedio para no ser chismoso: ¡muérdanse la lengua!”, exclamó el papa Francisco. “Que en este camino sinodal todos hagamos el esfuerzo de nunca decir una palabra o comentario que disminuya al otro”, reflexionó.
Antes de concluir, se detuvo en las “seguridades” del camino. Aunque indicó: “No las podemos tener antes del camino, cada día hay que ponerse delante de Dios y caminar”. Pero marcó dos seguridades "infalibles". La primera, las bienaventuranzas, las de Mateo o las de Lucas, “El espíritu de las bienaventuranzas es lo que quiere Jesús del discípulo”. “Con la atmósfera de las bienaventuranzas el sínodo no va a fracasar: se los aseguro”, dictaminó.
La segunda seguridad, describió el Papa, “es leer el protocolo sobre el cual nos van a juzgar y sobre el cual Jesús va a opinar sobre el sínodo. Lo tenés en Mateo 25, las obras de caridad”, explicó. “Los que quieran estar caminando el sínodo lean todos los días las bienaventuranzas y Mateo 25. Y ahí van a estar seguros”, agregó Francisco.
En sus palabras finales, aconsejó: “Caminen, no estén quietos. Caminen para encontrarse, para escucharse, para luchar, para reflexionar juntos. Defiéndase del clericalismo, de la mundanidad y del chismorreo. Y fortalézcanse con las bienaventuranzas y con Mateo 25. Y todo esto, acompañado de la oración, que es lo más importante”.
“Oren como Jesús nos enseñó, los unos por los otros, por los que están en camino, por los no quieren caminar, por los que caminan mal, por los que están lejos, por la Iglesia arquidiocesana, por el arzobispo. Oren. En este espíritu de oración ciertamente que el sínodo va a triunfar. Que Dios los bendiga y ya que rezan, recen también por mí”, concluyó.+
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