“La movilidad humana debe ser considerada un derecho fundamental, razón por la cual rechazamos cualquier forma de criminalización y violencia contra las personas que emigran”, se lee en la declaración distribuida por la Red Clamor”.
El texto recuerda que la mayoría de estas personas abandonan situaciones de pobreza, exclusión, desencanto social, creciente inseguridad y desconfianza en las instituciones, enfrentándose durante el viaje a duras situaciones que “atentan contra sus derechos fundamentales y, no pocas veces, su vida”.
Por esta razón, las organizaciones de la Red Clamor presentan una serie de solicitudes a los gobiernos de los países que atraviesa la caravana, entre ellos los Estados Unidos: respetar la integridad física, emocional y psicológica de las personas que emigran; tener en cuenta su individualidad; promover iniciativas para proteger sus derechos y defenderlos de cualquier forma de violencia, abuso o explotación; garantizar una migración “segura y ordenada”, para que todos puedan ejercer su derecho a la migración, tal y como se establece en los tratados internacionales; garantizar los servicios de salud y seguridad en las carreteras recorridas por los emigrantes y prestar especial atención a la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en la caravana”.
También hacen un llamado al presidente de México, Enrique Peña Nieto, para que garantice que los miembros de la caravana “no sean víctimas de malos tratos, violencia y criminalización”; y a la población de los países atravesados, para que muestren hospitalidad y solidaridad, y eviten cualquier forma de discriminación.
Los firmantes del documento apoyan las solicitudes presentadas por diversas organizaciones a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “para asignar medidas cautelares a favor de las personas y familias que conforman la caravana de migrantes centroamericanos y de las personas que los asisten en su recorrido”. Agradecen, además, a las comunidades parroquiales, a los religiosos y las religiosas, a Caritas, que han ido al encuentro de los hermanos y hermanas de la caravana, “prestando atención humanitaria, a través de diferentes formas de solidaridad”.
Lanzan un apelo a quienes viven en las comunidades que se encuentran en el trayecto de la ruta de la caravana, para que se pongan en contacto con las Casas del Migrante, que son más de 80 en México, o con las parroquias, ofreciendo “su tiempo, sus manos, sus capacidades, su deseo de construir una migración más humana o de encontrarse con el Señor Jesús, presente en cada hermano y hermana que emigra”. Finalmente, extienden una invitación “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, especialmente a los cristianos, a la solidaridad activa y a la oración por nuestros hermanos y hermanas migrantes”.+
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