Mons. Frassia anima a practicar la humildad
“Estamos –comentó el prelado- ante un Evangelio con muchos símbolos y los símbolos hay que interpretarlos; esto no es un ‘código de cortesía’, para ‘no quemarse’ ante el auditorio, simular ponerse al final para que después te pongan adelante. El Señor no se queda en estas cosas.
“Pero sí está tocando un tema que es importante, la humildad. Esa humildad que es la de saberse tomado, recibido y que te lleva a ser humilde con los demás; con cualquier tipo de presunción uno le roba un atributo a Dios, se ensoberbece, se enorgullece, se ‘manda la parte’, finge y de alguna manera está demostrando su debilidad, su apariencia.
“Lo que el Señor nos enseña es que tenemos que ser humildes, o sea ser la consideración de lo que uno es, lo que uno ha recibido. Y cuando esa humildad es recibimiento y acogida, uno vive en la gratuidad y crea un espacio para darle lugar a los otros, para no competir con los otros, para considerar al otro como un hermano ¡y eso es muy importante!
“El otro tema de este Evangelio es la bondad. Bondad que le permite a uno hacer las cosas porque realmente las siente, las percibe, las quiere hacer y no busca una retribución. No está mal invitar a sus amigos, no está mal invitar a otros, pero sí es importante saber que uno hace las cosas no para que te lo devuelvan. Uno tiene que ser bueno por ser bueno. Uno tiene que hacer el bien por hacer el bien. Y quizás no te lo puedan devolver”.
Tras otras consideraciones, monseñor Frassia aconseja aprender de la humildad y de la bondad, y hacer las cosas por hacer el bien y no para buscar un interés.+
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