Los peregrinos salieron cerca de las 7 de la Rotonda de la Virgen de Itatí, tras recibir la bendición del arzobispo. El prelado caminó junto con los trabajadores hasta llegar a la localidad, donde poco más tarde presidió la celebración eucarística.
En su homilía, monseñor Stanovnik habló de la dignidad que da el trabajo y del gozo que siente el trabajador al llevar el pan a la casa. “El hombre no está hecho para vivir ocioso, y menos aún para vivir a costa de los demás o del Estado”, apuntó el arzobispo.
Monseñor Stanovnik criticó la extendida mentalidad de que lo mejor es hacer plata sin trabajar o trabajando lo menos posible. Para el prelado, “esta manera de pensar hace al hombre menos hombre y daña gravemente su dignidad”.
“Pensar así va en contra del proyecto de Dios. Debemos reiterarlo: el trabajo confiere al hombre la dignidad de hijo de Dios, de criatura suya. Vivir sin trabajar deforma la imagen y semejanza que Dios le ha impreso cuando lo creó”, aseveró el arzobispo.
En otro tramo de su predicación, monseñor Stanovnik invitó a imitar a Jesús, que consagró la mayor parte de su vida al oficio de carpintero, y también comentó cómo el papa Francisco, en su encíclica Laudato si’, condena el sistema económico que pone al dinero por encima de todo, excluye a los débiles y vulnera la dignidad del hombre.
El arzobispo correntino invitó a colocar a la persona y a Dios en el centro de la nuestras vidas. También pidió a los peregrinos que recen por los que no tienen trabajo, para que los empresarios se arriesguen a garantizar la ocupación, para que haya condiciones mínimas de seguridad y de salud y se recupere la cultura del trabajo.+
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