El Papa a los excluidos: “no dejen de soñar que un día el mundo puede cambiar”
“Les pido perdón por cada vez que los cristianos ante un pobre miramos hacia el otro lado”: con estas palabras se dirigió el papa Francisco a las más de 20 delegaciones europeas de personas sin hogar que colmaron el Aula Pablo VI y escucharon con respeto sus palabras.
Después de escuchar atentamente los testimonios de dos participantes, el Santo Padre centró su reflexión en dos palabras: pasión y sueño.
“La pasión –explicó el Papa– que a veces nos hace sufrir, nos pone trabas. Y también la ‘buena pasión’, el apasionamiento por salir adelante. Y la pasión, nos lleva a soñar”.
Además, les dijo Francisco, que una persona pobre es cuando pierde “la capacidad de soñar, de llevar una pasión adelante”. Por ello, el Pontífice les pidió que no dejen de soñar, “sueñen que un día el mundo puede cambiar”, es una siembra que nace del corazón de ustedes”. Asegurándoles que “la pobreza está en el corazón del Evangelio”, Francisco les explicó que “solamente aquel que siente la falta de algo mira hacia arriba y sueña”, en cambio dijo “el que tiene todo no puede soñar”. “¡Enséñennos, -les pidió-, a los que tenemos todo: techo, comida, a no estar satisfechos! Con sus sueños enséñennos a soñar desde donde están ustedes: desde el corazón del Evangelio”.
Otro concepto al que el Pontífice hizo referencia en su discurso es a “encontrar la vida bella en las peores situaciones”. La capacidad de encontrar belleza aun en las cosas más tristes, y más sufridas, –reconoció– solamente puede hacerlo un hombre o una mujer con dignidad. “Pobre sí, arrastrado no. Eso es dignidad”, ha asegurado el Papa.
Esta es “la misma dignidad que tuvo Jesús que nació pobre, vivió pobre”. “Pobre sí, dominado no, explotado no”. Este sentimiento de ver que la vida es bella, “esta dignidad los ha salvado de ser esclavos”, ha observado. “Pobres sí, esclavos no”. Por otro lado, profundizó sobre el sentido de la solidaridad. “Saber ayudarse, dar la mano a quien está sufriendo más que yo”. La capacidad de ser solidario –ha observado– es uno de los frutos que nos da la pobreza.
“Cuando hay mucha riqueza una se olvida de ser solidario porque está acostumbrado a que no le falte nada”, ha advertido. Mientras que “la pobreza te hace solidario y se extiende la mano a quien está pasando una situación más difícil”. De este modo, el Santo Padre dio las gracias a los presentes por este ejemplo que dan y les pidió que enseñen esta solidaridad al mundo.
El Santo Padre les habló más adelante de la paz: “la paz que para nosotros los cristianos empezó en un establo. En una familia marginada”. Así, Francisco aseguró a los presentes que son “artífices de paz”. Al respecto señaló que “las guerras se hacen entre ricos para tener más”. Por eso advirtió que “es muy triste cuando la guerra llega a hacerse entre los pobres”. Los pobres, desde su misma pobreza, son más proclives a ser artesanos de la paz e indicó que todas las religiones necesitan crecer en la paz porque todas las religiones son mensajeras de paz”.
En la última parte de su discurso, el Papa quiso pedir perdón, por si alguna vez les ofendió con sus palabras o por no haber dicho las cosas que debía decir. También les ha pedido perdón en nombre de los cristianos que no leen el Evangelio “encontrando la pobreza en el centro”. Pido perdón –dijo el Papa– por los cristianos que delante de una persona pobre o situación pobre miramos a otro lado. Al mismo tiempo ha asegurado a los participantes del encuentro que su perdón “es agua bendita para nosotros”. Es, ha añadido, ayudarnos a volver a creer que en el corazón del Evangelio está la pobreza como gran mensaje.
Por último, para finalizar, el Santo Padre rezó esta oración. “Dios Padre de todos nosotros, de cada uno de tus hijos, te pido que nos des fortaleza, que nos des alegría, que nos enseñes a soñar para mirar adelante. Que nos enseñes a ser solidarios porque somos hermanos y que nos ayudes a defender nuestra dignidad. Tu eres el Padre de cada uno de nosotros. Bendícenos, amén”.
El jubileo de los excluidos y sin hogar está organizado por la asociación “Fratello” (“hermano”) y por la Comunidad de San Egidio, se articula en tres días de encuentro y prevé asimismo una vigilia de oración, el sábado 12 por la tarde, presidida por el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lione, en la Basilica de San Juan Extramuros. La vigilia será precedida por una breve peregrinación hacia la Puerta Santa de la Basílica Ostiense.
El Jubileo de las personas sin hogar es uno de las últimos actos antes del cierre de la Puerta Santa de la basílica vaticana, que tendrá lugar el domingo 20 de noviembre. +
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