Los sacerdotes platenses visitaron a la Virgen de Luján

Luján (Buenos Aires) (AICA): Como es habitual en esta fecha del año, el clero platense peregrinó el jueves 3 de noviembre al santuario de Nuestra Señora de Luján para darle gracias a la Virgen por todos los beneficios recibidos en el año, y poner en sus manos el año próximo. Los sacerdotes partieron desde la catedral Nuestra Señora de los Dolores y llegaron a la basílica a las 11.30, donde compartieron la misa presidida por el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer.
Como cada noviembre, el clero platense llegó en peregrinación a la basílica santuario de Nuestra Señora de Luján, el jueves 3 de noviembre. La peregrinación partió desde la catedral de La Plata, y llegó cerca del mediodía a la capital de la fe, donde los sacerdotes compartieron la misa presidida por monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata.

La Eucaristía fue concelebrada por los obispos auxiliares, monseñor Nicolás Baisi, y monseñor Alberto Bochatey OSA; y los sacerdotes presentes. En su homilía, monseñor Aguer recordó que “en la hora suprema de la Cruz, se da un sublime intercambio. El Señor le da su Madre al discípulo, y el discípulo la recibe como Madre” y señaló que en ese discípulo amado estamos todos nosotros.

El arzobispo indicó que "cada vez que venimos a Luján, es necesario detenernos un buen momento, sin apuros, para mirar a María y pedirle que nos ayude a ver, con su mirada, a todos los hijos que el Señor nos manda”. Además, recordó el llamado del papa Francisco a ser una “Iglesia de puertas abiertas”.

En ese sentido, destacó que hay que recibir a todos, “especialmente a los más alejados”, e hizo hincapié en “la apertura física de las puertas de los templos”, ya que calificó como “doloroso” ver que hay templos cerrados, por ejemplo, a las cinco de la tarde, y que solo se celebra allí la misa de los domingos”.

Luego, monseñor Aguer se refirió a las "periferias geográficas y existenciales”, enunciadas por Francisco, y planteó la necesidad de salir al encuentro, sobre todo en las existenciales “donde Dios es el gran ausente”.

En las periferias geográficas, el arzobispo destacó que con la llegada de inmigrantes bolivianos, paraguayos y peruanos, "nuestra Iglesia platense está firmemente empeñada en la construcción de nuevas capillas, parroquias, centros misioneros, y otros sitios de evangelización. En esta sociedad descristianizada, aún queda en esos barrios, gracias a Dios, algo de fe; que lleva a bautizar a los niños, inscribirlos para catequesis, y participar de algún modo en la vida de la Iglesia", señaló.

El prelado subrayó, en contraste, que "las periferias existenciales suelen ser más complejas... Ahí pareciera que la actual cultura arrasó buena parte de nuestra fe católica... Por ejemplo, ¿cómo no plantearse que las parroquias de las zonas céntricas están en verdaderas periferias existenciales? ¿Cómo no salir, allí, al encuentro de instituciones, universidades, y todo tipo de organizaciones donde Dios es el gran ausente?".

Por último, les pidió a los sacerdotes ser, como María, "humildes, pacientes y trabajadores. Y pidámosle a Jesús que Él haga por nosotros lo que no sabemos o no podemos hacer", expresó.+

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