Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco rezó el ángelus, este mediodía, con los miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras y recibir su bendición. El Santo Padre se refiere a la necesidad de rezar siempre, y a través de la parábola de la viuda que logra justicia a fuerza de suplicar a un juez deshonesto, explicó el motivo por el cual Dios, que conoce todas nuestras necesidades, quiere que le pidamos con insistencia.
“¡Clamar día y noche” a Dios! Nos sorprende esta imagen de la oración. Pero preguntémonos: ¿Por qué Dios lo quiere? ¿No conoce ya nuestras necesidades? ¿Qué sentido tiene “insistir” con Dios”, ha observado el pontífice.
Esa pregunta “nos hace profundizar en un aspecto muy importante de la fe: Dios nos invita a rezar con insistencia, no porque no sepa que nos hace falta, o porque no nos escuche. Al contrario, nos escucha siempre y sabe todo de nosotros, con amor. En nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal, fuera y dentro de nosotros, el Señor, está a nuestro lado; luchamos junto a Él, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia, su misericordia, su ayuda”.
“Pero la lucha contra el mal es dura y larga, requiere paciencia y resistencia. Es una lucha que prosigue cada día; Dios es nuestro aliado; la fe en Él es nuestra fuerza, y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero al final se pregunta: “Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?”. Si se apaga la fe, se apaga la oración, y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida”.
“Aprendamos, por tanto, de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos. ¡Era buena esta viuda!, Sabía luchar por sus hijos! Pienso en tantas mujeres que luchan por su familia, que rezan, que no se cansan jamás!
“Un recuerdo hoy, concluyó el Papa, de todos nosotros, a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de fe, de coraje, un modelo de oración. Rezar siempre, ¡pero no para convencer al Señor a fuerza de palabras! ¡Él sabe mejor que nosotros de qué cosa tenemos necesidad! Más bien la oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, cada momento, para vencer el mal con el bien”.+
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