Ciudad del Vaticano (AICA): “Cuando una persona se apega al dinero, se destruye a sí misma, destruye su familia. ¡El dinero destruye! ¿Es lo que hace, no? Te ataca. El dinero sirve para sacar adelante tantas cosas buenas, muchos trabajos para desarrollar la humanidad, pero cuando tu corazón sufre este ataque, te destruye, dijo el papa Francisco esta mañana en la homilía de la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.
El Papa comentó el pasaje evangélico del hombre que pide a Jesús que haga algo para resolver un problema de herencia que tiene con su hermano.
Un problema, dijo el Pontífice, que “es un problema de todos los días”. ““¡Cuántas familias destruidas hemos visto por el problema del dinero: hermano contra hermano, padre contra hijo! Es este el primer trabajo que hace esta actitud de estar apegado al dinero: ¡destruir! Cuando una persona se apega al dinero, se destruye a sí misma, destruye su familia. ¡El dinero destruye! ¿Es lo que hace, no? Te ataca. El dinero sirve para sacar adelante tantas cosas buenas, muchos trabajos para desarrollar la humanidad, pero cuando tu corazón sufre este ataque, te destruye”.
Francisco recordó la parábola del hombre rico que pronunció Jesús. Un hombre vive para acumular “tesoros para sí” y “no se enriquece en Dios”. Entonces, Jesús invita a mantener la distancia con respecto a la codicia.
“Es lo que hace daño: la codicia en mi relación con el dinero. Tener más, tener más, tener más. Te lleva a la idolatría, destruye tu relación con los demás. No el dinero, sino la actitud, que se llama codicia. Y luego, esta codicia también te enferma, porque te hace pensar todo en función del dinero. Te destruye, te enferma. Y al final (esto es lo más importante), la codicia es un instrumento de la idolatría, porque va por el camino opuesto al que hizo Dios para nosotros”.
“San Pablo dice que Jesucristo, que era rico, se hizo pobre para enriquecernos. Ese es el camino de Dios: la humildad, el humillarse para servir. En cambio, la codicia te lleva por el camino opuesto: tú, que eres un pobre hombre, te haces Dios por vanidad. ¡Es la idolatría!”.
Por este motivo, explicó Francisco, Jesús dice cosas “tan duras, tan fuertes contra este apego al dinero. Nos dice que no podemos servir a dos amos: o a Dios o al dinero. Nos dice que no nos preocupemos, que el Señor sabe qué es lo que necesitamos”, y nos invita al “abandono confiado hacia el Padre, que hace florecer los lirios de los campos y da de comer a los pájaros”. El hombre rico de la parábola, continuó el Papa, solo piensa en la riqueza, pero Dios le dice que tendrá que ofrecer su vida. “Este camino es el camino opuesto al de Dios –concluyó el Papa–, es una necedad, te aleja del camino, destruye cualquier fraternidad humana”.
“El Señor nos enseña cuál es el camino –dijo el Papa–; no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el camino de la pobreza como instrumento, ¡para que Dios sea Dios, para que Él sea el único Señor! No el ídolo del oro. Y todos los bienes que tenemos nos los ha dado el Señor para sacar adelante el mundo, para sacar adelante a la humanidad, para ayudar, ayudar a los demás. Que permanezca en nuestros corazones la Palabra del Señor”.+
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