Luján (Buenos Aires) (AICA): La arquidiócesis de Mercedes-Luján peregrinó el sábado 12 hacia el santuario mariano nacional para dar gracias a Dios y acercar las súplicas de los fieles. El arzobispo, monseñor Agustín Radrizzani SDB, presidió una concelebración eucarística en la que fijó las metas pastorales a desarrollar con mayor ahínco: la familia, los jóvenes, las vocaciones y los ancianos.
El arzobispo, monseñor Agustín Radrizzani SDB, presidió el rezo del santo rosario junto a la comunidad arquidiocesana, mientras un grupo de jóvenes animaba la jornada, transmitida en directo para todo el mundo, con reflexiones, cantos y testimonios.
Como culmen de la peregrinación, la comunidad participó de la celebración eucarística en la que monseñor Radrizzani fijó las metas pastorales a desarrollar con mayor ahínco: la familia, los jóvenes, las vocaciones y los ancianos.
Monseñor Radrizzani inició su homilía agradeciendo al Señor por el momento de gracia que vive la Iglesia con el papa Francisco, al que colaboraron con su magisterio los beatos Juan XXIII, Juan Pablo II y su predecesor, el papa Benedicto XVI.
El arzobispo explicó de qué se trata la misión paradigmática y la misión programática a la que se refirió Francisco en su visita apostólica al Brasil: “Lo paradigmático es modelo que siempre se ha de tener en cuenta. Se trata del modo y estilo de Jesús, que siempre llevó la Buena Noticia. Lo programático es aquello a lo que se le pone fecha y se realiza como esfuerzo conjunto para evangelizar”. Así, valoró las acciones misioneras y felicitó a los jóvenes que participaron de la invasión misionera en Suipacha, realizada entre el 27 y el 29 de septiembre.
Tras esta introducción, el prelado destacó algunas realidades a las que prestará mayor atención durante el año pastoral que llega con 2014. “La familia es el santuario de la vida –expresó-, es el ámbito que necesitamos para crecer humana y cristianamente. Hemos de trabajar para que las familias no se improvisen. Tenemos que rezar mucho para que haya familias santas y que se abran a los demás”.
Los jóvenes fue el otro eje a destacar. “Tenemos que acompañarlos, escucharlos, mostrarles que la verdadera alegría solo se encuentra en Jesús y Él necesita de sus manos, sus pies, su espontaneidad y entusiasmo para llegar a otros y parasacudir a quienes a veces nos acomodamos o endurecemos en la peregrinación cristiana”, animó.
Monseñor Radrizzani también se refirió a las vocaciones: “Ellas son fruto de la genuina búsqueda de la voluntad de Dios. Cuando la comunidad toda es capaz de mostrar a Jesucristo, seguramente habrá quienes puedan escuchar más fácilmente lo que el Señor quiere para sus vidas. ¿Te preguntaste delante de Jesús dónde y para qué te quiere? Las vocaciones son un compromiso de todos”.
“Los ancianos también han de ser preocupación diaria”, añadió. “¡No son sobrantes! En los abuelos está la sabiduría del encuentro con Jesús, la experiencia del camino recorrido y el consejo que puede iluminar nuestras dificultades. La misión y el amor Cristo nos comprometen concretamente a cuidar este tesoro que tenemos en la ancianidad. Allí también se ve el amor que nos tenemos y es testimonio evangélico para que otros crean”.
“Ya tenemos bastante como meta. Parece inalcanzable”, observó el arzobispo. “Nos podemos preguntar cómo vamos a hacer para trabajar con todo. No lo hacemos nosotros: lo hace Jesús en nosotros, por eso, acerquémonos a Jesús, oremos mucho, recibamos los sacramentos, meditemos la palabra como experiencia de encuentro personal con el Maestro. Si el corazón está lleno de Jesús, reflejaremos a Jesús, que es el único que sacia a todos”, concluyó.+
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