La Plata (Buenos Aires) (AICA): Monseñor Crisóstomo Ghassali,arzobispo metropolita de la Arquidiócesis de Argentina de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía, ordenó diácono evangelista a Rubén Azar, ingeniero y docente, casado, padre de tres hijos, que ya había recibido otras órdenes en la jerarquía de esa iglesia a partir de 1992. Casado con una católica, ha representado muchos años a su comunidad en la Comisión Ecuménica de IgleCeremonia litúrgica en la Iglesia Siriana Ortodoxasias Cristianas de la Argentina (CEICA).
La ceremonia en la que recibió esa orden se realizó en la Catedral San Pedro, de esa iglesia en la ciudad de La Plata, el domingo 16 de febrero, en la divina liturgia que según el calendario litúrgico siriano corresponde al Domingo de los Sacerdotes.
Azar, de 58 años, padre de tres hijos y con una nieta, había sido ordenado en 1992 diácono cantor y lector y en 2006 se le había otorgado otra categoría dentro de la jerarquía de esa iglesia, como diácono guardián.
Como diácono evangelista puede leer la Palabra de Dios en los oficios religiosos, dar la comunión, invitar al saludo de paz, etc.
Azar, nacido en La Plata de padres argentinos y con sus cuatro abuelos libaneses, está casado con una católica. Ha representado durante muchos años a la Iglesia Siriana Ortodoxa en la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas de la Argentina (CEICA). Participó en peregrinaciones ecuménicas al santuario nacional de Luján y fue invitado a participar en esa basílica en una peregrinación de piedad ecuménica organizada por el obispado de Zárate-Campana.
Durante la ceremonia de ordenación en La Plata, monseñor Ghassali recordó las palabras de la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo: “… los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y enemigos de las ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se los pondrá a prueba, y luego, si no hay nada que reprocharles, se los admitirá al diaconado”.
El arzobispo le indicó al ordenado que debe “preservar la fe verdadera sin desviaciones”, someterse a la obediencia al Patriarca de esta iglesia y a su obispo. El ordenado dio su consentimiento con las palabras: “Creo lo que tú crees, y denuncio lo que tu denuncias”.
En esa ceremonia, el obispo le ordena servir a Dios Todopoderoso dignamente. El ordenado hace el signo de la cruz en el libro de las ordenaciones, guiado por el Obispo. Continúa la ceremonia de ordenación con la invocación del Espíritu Santo, la imposición de las manos del obispo sobre el ordenado y el cambio en la forma de vestir la estola. El Obispo puso el nombre Pablo al ordenado. Por último el diácono incensó en forma de cruz.
El arzobispo felicitó al diácono Pablo (Rubén Azar), agradeciéndole el servicio que brinda a la Iglesia “con humildad y obediencia desde hace más de 40 años”. Y pidió a Dios que lo bendiga en la nueva responsabilidad al servicio del altar, con una vida llena de virtudes y plena de alegría, paz y amor.+ (Jorge Rouillon)
Publicar un comentario