Mons. Franzini consagró a los tres primeros sacerdotes de su ministerio en Mendoza
El Challao (Mendoza) (AICA): El arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, ordenó sacerdotes a tres diáconos de la arquidiócesis en el marco de una celebración eucarística que se llevó a cabo en el santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en El Challao. Los neopresbíteros, los primeros que el prelado ordena desde su llegada a la provincia, prestarán servicio pastoral en San Carlos, Mendoza capital y Luján de Cuyo.
Pasadas las 10, el arzobispo ingresó al templo seguido por los candidatos al sacerdocio, precedido por los diáconos y presbíteros que los acompañaron en la liturgia, mientras el coro diocesano entonaba el canto “Felices los que anuncian”.
En su homilía, monseñor Franzini recordó que al igual que Jesús llamó a algunos “para que estén con él y para enviarlos a predicar”, esa mañana convocaba a los jóvenes Cristian Brito, Eduardo Elías y Miguel Valdez para comprometerse en esta misma misión.
“Hay Alguien que los ha llamado –expresó- y es el principal protagonista de cuanto celebramos: Jesús, el Buen Pastor, más aún, el único pastor. Él es quien se servirá del ministerio de estos tres hermanos para llevar adelante su obra entre nosotros. Conviene tenerlo presente hoy y siempre: los ministros somos simples servidores, quien realmente importa es el Señor, de quien cada uno reflejará, pálidamente y con la gracia de Dios, algún rasgo”.
El arzobispo reflexionó sobre la fiesta de la Cátedra de san Pedro y la figura del apóstol a quien Jesús le entregó las llaves del Reino: “¿Quién es Pedro? Un simple pescador de Galilea; hombre de trabajo, impulsivo y temperamental, apasionado y emprendedor; pecador y creyente. Tenía su vida encaminada y proyectos personales para el futuro. Pero Pedro no es sólo un pecador y creyente. También es la roca, la piedra sobre la cual Jesús quiere edificar su Iglesia con firmeza. Pedro está llamado a conducir a los cristianos para confirmarlos en la Verdad y en el Amor”.
“Cristian, Eduardo y Miguel –continuó- son ordenados para servir como conductores de las comunidades; servicio que nunca realizarán solos ni según sus criterios subjetivos sino en comunión orgánica con el obispo y los hermanos del presbiterio; servicio que los compromete para ir delante del rebaño, como testigos auténticos del evangelio que proclaman”.+
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