Mons. Aguer: “Todos somos responsables de educar en valores”
La Plata (Buenos Aires) (AICA): El arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, Mons. Héctor Aguer, no quiso faltar a su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, por América TV, y desde la ciudad de Roma envió su habitual comentario, que esta vez se refirió a la expresión que se usa con frecuencia: “educar en valores”. Explicó que ello se refiere “a una formación integral de la persona humana” y que “la educación es un proceso que lleva al muchacho o a la chica al desarrollo pleno de sí mismo”. Y agregó: “Subrayemos lo de ‘valores’ porque esto muestra que la educación no se limita a la instrucción” y que por ello es necesario “ver quiénes son los agentes de esta educación en valores”.
Explicó que ello se refiere “a una formación integral de la persona humana” y que “la educación es un proceso, un camino que lleva al muchacho o a la chica al pleno desarrollo de sí mismo”. Y agregó: “Subrayemos lo de ‘valores’ porque esto muestra que la educación no se limita a la instrucción” y que por ello es necesario “ver entonces quiénes son los agentes de esta educación en valores y cuáles son los ámbitos en que ella tiene que desarrollarse”.
“Nosotros pensaríamos inmediatamente en la escuela pero allí está la cuestión de distinguir entre educación e instrucción. La escuela fundamentalmente instruye pero como ámbito en el cual el chico o la chica permanecen durante años, más de una década, lógicamente tiene que conducir ese proceso a una formación integral”.
“Sabemos -añadió- cuántas dificultades hay aún en materia de instrucción en nuestras escuelas. Pensemos en los resultados de la famosa Prueba PISA. Por otra parte en el caso de la valoración la idea del hombre que se transmite en los contenidos oficiales, obligatorios, de la educación en la Argentina, dejan bastante que desear en muchas materias. Se transmite una idea del hombre contrastante con la de un auténtico humanismo, por no hablar del contraste con la fe cristiana”.
“Pero, además, la escuela no es un ámbito separado sino que es un emergente de la sociedad y por eso, de algún modo, es a la sociedad a la que le corresponde transmitir una formación en valores. Aquí podríamos disertar durante largo rato acerca de distintos ámbitos de educación pero basta centrarnos en esto: ¿qué idea de la vida se le transmite a los chicos en la sociedad de hoy, en la Argentina y en el mundo en general?”.
“Pareciera que el ideal que se enfoca es el pasarla bien. Si tomamos exclusivamente el campo de la diversión vemos que la diversión está limitada al descontrol. Prácticamente se identifica con el descontrol. Y tendríamos que largar una buena filípica en contra de los que negocian con esto, con la cultura del boliche, con la noche, con los viajes de egresados y demás”.
“Esa es la idea que transmite la sociedad y pareciera que muchos otros factores, que han sido siempre factores decisivos en el ámbito educativo, hoy día están como desconcertados, no saben cómo reaccionar y entonces todo lo bueno que puede haber en la transmisión de estos valores queda como neutralizado allí por una especie de parálisis general”.
“En realidad la sociedad no es un ente abstracto, está formado por personas y por familias, por instituciones, por agrupaciones. La familia es fundamental en cuanto a la educación en valores”.
“Actualmente todos admitimos, corrientemente, que hay una crisis en el mundo familiar. Pero aún cuando haya una crisis en el mundo familiar hay realidades naturales que no se pueden abolir. El papá seguirá siendo siempre el papá y la mamá seguirá siendo siempre mamá aunque estén separados. De tal manera que deben cumplir su papel materno y paterno que son fundamentales para la formación de la personalidad”.
“Por no hablar del papel que también la familia grande tiene que desempeñar: los tíos, los abuelos, los hermanos mayores. Estoy diseñando así rápidamente un panorama sobre algo que es sumamente serio”.
“Está muy bien hablar de educación en valores pero que eso se realice efectivamente. Que tratemos de enfocar en serio la transmisión de una idea concreta del hombre que sea verdaderamente humana, que sea verdaderamente plena. Una idea de la felicidad que coincida con aquello que hemos recibido de nuestra tradición cristiana y, por tanto, que pongamos un acento muy especial en ver qué podemos hacer por los demás”.
Por eso, “todos somos de algún modo responsables. Y este asunto es tan serio que de él depende el futuro del país y del mundo”, concluyó.+
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