Mons. Arancedo: “La realidad del pecado social no puede callarse”
Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, aseguró que “es el hombre con su libertad no sanada quien crea estructuras de pecado. Lo vemos en ese afán de ganancia a cualquier precio que se desentiende de la pobreza, en la sed de poder, en el avance del delito del narcotráfico, en la violencia, la guerra y la muerte”, por lo que advirtió que “frente a ello no cabe el silencio, es necesaria una palabra de denuncia que debe tener, desde la mira del evangelio, el espíritu de la corrección fraterna y no de un rédito político”. “Muchas veces la Iglesia, sea en las palabras del papa Francisco como en el magisterio de los obispos, eleva una palabra que señala y denuncia esta realidad de pecado social, buscando con ello el bien del hombre y de la sociedad. Es expresión de una madura actitud de corrección fraterna dirigida a la vida social y política”, subrayó.
“La corrección fraterna parte de una actitud interior, diría que nace en una oración por mi hermano, para luego en la intimidad de un diálogo decirle una palabra orientada al bien. Si tu hermano peca, nos dice el Señor: ‘ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano’”, recordó en su reflexión semanal.
“¡Qué triste la imagen de quién anda buscando encontrar defectos en su hermano para publicitarlos y, tal vez ocultando los propios sentirse juez y salir en defensa de los valores morales! Hay en ello mucho de fariseísmo”, advirtió y reconoció que “esto, desgraciadamente, no es ajeno en la vida de la Iglesia”.
El prelado santafesino sostuvo que “el amor, que es la base de la corrección fraterna necesita siempre de la verdad y de la humildad, y no siempre van juntas. La verdad no exime de la caridad, ella es su expresión superior”.
“El tema del mal y el pecado no se refieren sólo a la vida personal, tienen un alcance social. Esto nos lleva a hablar de pecados sociales, como de estructuras de pecado. La Iglesia se ha referido a ello muchas veces: ‘Las consecuencias del pecado, nos dice su Doctrina Social, alimentan las estructuras de pecado. Estas tienen su raíz en el pecado personal y, por tanto, están siempre relacionadas con actos concretos de las personas, que las originan, las consolidan y las hacen difíciles de eliminar’”, recordó.
Monseñor Arancedo aseguró que “es el hombre con su libertad no sanada el que crea estas estructuras de pecado. Lo vemos en ese afán de ganancia a cualquier precio que se desentiende de la pobreza, en la sed de poder, en el avance del delito del narcotráfico, en la violencia, la guerra y la muerte. Frente a ello no cabe el silencio, es necesaria una palabra de denuncia que debe tener, desde la mira del evangelio, el espíritu de la corrección fraterna y no de un rédito político”.
“Muchas veces la Iglesia, sea en las palabras del papa Francisco como en el magisterio de los obispos, eleva una palabra que señala y denuncia esta realidad de pecado social, buscando con ello el bien del hombre y de la sociedad. Es expresión de una madura actitud de corrección fraterna dirigida a la vida social y política”, concluyó.+
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