Ambas formaban parte de Jinetes, un voluntariado que integra la Red Juvenil Ignaciana, y cuyo objetivo era acompañar a las personas que se encuentran en situación de calle.
Ante el impacto que generó en la comunidad mendocina la muerte trágica de las jóvenes, el rector del Colegio San Luis Gonzaga, Julio Navarro Sanz, escribió una carta abierta en la que exclama: “¡Misericordia! ¡Misericordia!”
“Qué miserable es la muerte injusta y violenta! ¡Qué desgarro para el alma!”, aseguró, y advirtió: “Ante esta miseria tenemos dos opciones: la indiferencia o el compromiso de poner allí nuestro corazón”.
Sanz sostuvo que en el Colegio se quiere “poner el corazón en la miseria humana, en el dolor, en la injusticia, en la muerte. Esto es ‘misiri-cordia’”, y pidió evitar “cualquier forma de indiferencia y vivir con compasión la muerte de Marina y María José. Hoy son ellas, mañana podés ser vos, tus hijos, tus alumnos.
“Cómo desterrar cada día cualquier forma de violencia. Cómo combatir especialmente la violencia a la mujer y a las personas vulnerables. La escuela tiene que enseñar estas cosas. Tenemos que ‘graduarnos’ todos en sensibilidad social, compromiso por la justicia y construcción del bien común. Eso es misericordia y eso se debe aprender en la escuela”, aseveró.
“El pasado 24 de diciembre Marina y María José celebraron la Navidad en la Plaza España, con la gente en situación de calle. Pusieron sus corazones en la miseria de la pobreza, la soledad y la incomprensión. Ellas hoy celebran la Pascua y sus heridas son sanadas por el Corazón de Dios, el Misericordioso. Que Él y ellas nos cuiden y nos ayuden a trabajar por la justicia y la paz. Que todos cultivemos la misericordia social”, concluyó.+
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