Mons. Aguer: El despropósito del consumismo
“¿Y por qué se ha desencadenado ese show de compras? Sale todo el mundo a comprar, a comprar y a comprar, porque era barato comprar con créditos infinitos o con subsidios, o no sé con qué pero en esa feliz posibilidad se manifiesta, en mi opinión, un efecto de teorías y decisiones macroeconómicas, y es que se ha identificado equivocadamente el desarrollo auténtico con el crecimiento y con un crecimiento basado en el consumo y un consumo subsidiado por el Estado”.
En ese sentido el prelado consideró que “es lógico que ahora el Estado no tenga ni un mango partido por la mitad y llegamos a esta situación que vamos a tener que enfrentar. Pero el problema es que hemos adquirido el hábito del consumismo. Nos va a doler terriblemente la abstinencia de las compras, el cuidar la energía tratando de no dejar luces innecesariamente encendidas y tantas otras cosas que tenemos que moderar porque los bolsillos no nos dan”.
Monseñor Aguer relacionó el problema con “la cuestión del trabajo”, e indicó que “no hay empleo suficiente y auténtico en la Argentina”, y que va a “costar crear trabajo genuino” pues “la solución no son los planes ni los subsidios, sino que la cuestión de un trabajo genuino tiene que ver con un país que funciona plenamente y no con un Estado que se mete en todo y se acostumbra a la autofagia, es decir, a comerse a sí mismo sacando plata a todas sus instituciones y dándole a la “maquinita” de imprimir papeles que cada vez valen menos”.
El arzobispo platense afirmó que “cuando se rompen los platos siempre hay que preguntar quién los paga, y ¿quién los paga? Lamentablemente siempre los pagan los más pobres. Hay platos que se rompieron, muchos platos rotos que vamos a tener que pagar todos –más los pobres, insisto- porque nos hemos acostumbrado mal. ¿Cómo se recomponen estas cosas? No se recomponen fácilmente. Cada tantos años la Argentina tiene estos problemas; los llamamos crisis, que se repiten periódicamente sin que aprendamos”.
Añadió que “la cuestión del trabajo” le parece “fundamental” pues cuando el trabajo es genuino, cuando el empleo es verdadero y cuando se gana el sustento con esfuerzo, nos hace ver cuánto cuestan las cosas y ser ahorrativos en lo que corresponde y ser cuidadosos, moderados en los gastos. Esto vale para los ricos y para los pobres, vale para todo el mundo. La cuestión es cómo la Argentina se encamina hacia una reorganización en la que haya verdadero empleo y no ñoquis o subsidios”.
Monseñor Aguer concluyó afirmando que en la Argentina ha reinado el consumismo, alentado desde arriba como una ilusión, lo que constituye un problema político, pero sobre todo es un problema moral, un problema ético, un problema de visión de la vida, de la manera de encararla. El gustito que nos damos en un presente efímero nos priva de la prudente consideración del futuro, del nuestro y del de la sociedad”.+
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