En Luján, mons. Radrizzani dio gracias por “tanta vida” en las comunidades diocesanas
Los peregrinos se concentraron a las 9.30 en la terminal de ómnibus de Luján, donde rezaron el rosario, y desde allí salieron en procesión hasta la entrada del santuario mariano nacional.
Allí fueron recibidos por monseñor Radrizzani, quien hizo una reflexión breve sobre el gesto de pasar por la Puerta Santa de la Misericordia, gesto que el arzobispo y la comunidad diocesana realizaron luego.
Al término de la misa, la comunidad diocesana participó de las reflexiones del padre Mamerto Menapace OSB y del almuerzo comunitario en el "Ateneo de la Juventud", a pocas cuadras de la basílica.
En el Año de la Misericordia, convocado por el papa Francisco, monseñor Radrizzani agradeció a Dios y a la Madre de Luján por “tanta vida que circula en nuestras comunidades parroquiales y religiosas”.
El prelado agradeció la vida de entrega de los sacerdotes, de las religiosas y los religiosos que, siguiendo los ejemplos de los primeros cristianos, “sirven al prójimo con diversos y maravillosos carismas” y de los matrimonios que “nos muestran una entrega sin límites, para traer pan a sus hogares y anunciar el Reino en el mundo con un corazón magnánimo”.
“Quiero dar gracias a Dios, por medio de María, por los jóvenes que colaboran en diversas actividades y procuran contagiar su amor a Jesús a otros jóvenes. Quiero agradecer a Jesús la vida de nuestros seminaristas que son nuestra alegría y nuestra esperanza. Doy gracias a Dios por la vida de los catequistas que muestran a niños y jóvenes que vale la pena comprometerse por Dios y servir a sus hermanos”, detalló.
Monseñor Radrizzani dio gracias a Dios también por “la vida de los docentes que, siguiendo a Jesús maestro, señalan el camino de la verdad y del amor a sus hermanos menores” y por tantos cristianos que “alivian el dolor de pobres, enfermos, aislados, marginados; practicando las obras de misericordia en los hospitales y en las diversas sedes de Cáritas”.
“Ponemos, Madre Nuestra de Luján, en tus manos el propósito de ser siempre y en todos los lugares misioneros de la misericordia. Queremos vivir en estado de misión, llevar nuestras naves mar adentro con el soplo potente del Espíritu Santo sin miedo de las tormentas, seguros de que la providencia de Dios nos deparará siempre grandes sorpresas”, sostuvo.
El arzobispo subrayó que “la Divina Providencia nos señala el camino de la santidad que es una entrega incondicional a Dios y al prójimo para que en cada hermano se forme la persona de Jesús. Iniciaremos formalmente la causa de beatificación del padre Salvaire y el Negrito Manuel el 8 de mayo. Viviremos la beatificación de la Madre Antula el 27 de agosto y las canonizaciones de Madre Teresa de Calcuta el 4 de septiembre y de nuestro amado Cura Brochero el 16 de octubre”.
Por último, monseñor Radrizzani rezó: “Y a ti Jesús, Señor de la historia y de nuestros corazones, te ponemos con alegría en el centro de nuestras vidas y a nuestra querida arquidiócesis de Mercedes-Luján, así como lo ha hecho siempre María Santísima”.+
Texto completo de la homilía
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