Mons. Ñáñez en la fiesta de la Virgen: “Todos debemos ser instrumentos de misericordia”
El prelado recordó que la imagen bajo esta advocación mariana, compañera de la del Señor del Milagro de Salta, está junto a la comunidad cordobesa “desde hace más de cuatrocientos años”, y señaló las circunstancias “providenciales” del hallazgo de las imágenes del Señor y de la Virgen “flotando en sendos cajones en el puerto del Callao en el Perú”.
La celebración de este año se enmarcó en el Año de la Misericordia, promovido por el papa Francisco y en la espera “ansiada” de la canonización de José Gabriel del Rosario Brochero, el 16 de octubre en la ciudad de Roma.
El arzobispo destacó que la misericordia de Dios es “la acogida que Dios dispensa generoso y bondadoso a la debilidad, a la fragilidad, al pecado, a la miseria de la condición humana”, y subrayó que los católicos pueden beneficiarse con ella, ante todo, “reconociéndola como algo realmente importante; apreciándola en la belleza que le es propia y que vislumbramos de alguna manera; y sobre todo abriendo el corazón y dejándonos ‘tocar’ por ella.
Tras subrayar que el Papa Francisco recuerda con insistencia que “Dios no se cansa de perdonar” y sostuvo que “abrirse a la misericordia significa reconocer lo que está mal, lo que se ha obrado mal, desaprobarlo y al mismo tiempo poner por obra un sincero y decidido propósito de cambio”.
“Estamos invitados, entonces, a abrir confiados nuestro corazón a la misericordia divina; a vivir con gratitud y alegría nuestro jubileo de la misericordia”, afirmó, y agregó: “Cada uno de nosotros puede entonces ‘hacer memoria’ de cómo fue tratado con misericordia, ser testigos e instrumentos de ella para con sus hermanos y puede ‘cantar la misericordia del Señor, con María y con Brochero’”.
El arzobispo cordobés insistió en destacar que el beato Cura Brochero “fue también instrumento de la misericordia para con todos, socorriendo a los enfermos del cólera durante la epidemia que asoló a nuestra ciudad; asistiendo, consolando y predicando a los detenidos en la cárcel de Barrio San Martín; atendiendo en su ministerio parroquial a todos los enfermos incluso a los de lepra; y procurando sanar a todos de aquella ‘lepra del alma’ que es el pecado, a través de la realización de los ejercicios espirituales, la predicación constante del Evangelio y la administración incansable del sacramento de la Reconciliación”.
“En el corazón de este santo cura ponemos nuestras intenciones y nuestro ferviente deseo de la misericordia del Señor. Acudimos también confiados al corazón de la Virgen Madre, de la Purísima como cariñosamente la llamaba Brochero, y a la que nosotros invocamos confiadamente como ‘refugio de pecadores y auxilio de los cristianos’ para que Ella nos alcance cuanto anhelamos”, concluyó.
Antes de finalizar la misa, el presbítero Matías Pérez Constanzó, capellán de la cárcel de Bower, leyó el testimonio de un detenido de ese penal que asiste a encuentros semanales de oración y participó este año del retiro espiritual “Volver a Empezar”.
En este sentido, monseñor Ñáñez explicó que el objetivo de escucharlo es recordar que la actuación de Brochero en ese ámbito y proponer la “valiosa y muy exigente” obra de misericordia que es visitar a los presos.+
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