Los peregrinos se congregaron en la Plaza del Maestro y desde allí con la cruz procesional encabezados por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, sacerdotes, y jóvenes de la Escuela de Cadetes de la Policía provincial.
La extensa columna de devotos, con paraguas multicolores, se desplazó a lo largo de la ruta que conduce al lugar del hallazgo de la Virgen. Durante el trayecto rezaron el viacrucis o Camino de la Cruz, matizado con canciones de alabanza a Jesucristo.
Monseñor Urbanc y los sacerdotes atendieron a quienes se acercaron al sacramento de la Reconciliación.
Al arribar al sector de ingreso a la Gruta, el prelado bendijo los ramos de olivo y luego se desplazó junto con los fieles en procesión hasta la explanada donde presidió la misa, en la que también se realizó un acto de desagravio a raíz de la ofensa que recibió la Madre del Valle, cuya imagen réplica fue dañada por personas desconocidas. La ceremonia litúrgica fue concelebrada por sacerdotes del Decanato Capital.
Monseñor Urbanc invitó a que “así como hemos comenzado hoy con tanta piedad este poner la mirada en Jesús, que entra humilde en la ciudad de Jerusalén honrado por las personas que lo acompañaban, y también nosotros hemos hecho lo mismo, aprovechemos cada día hasta el domingo de Pascua para vivir un clima de oración. Les pido de corazón que esto lo lleven a sus hogares”.
En alusión a la profanación en la Gruta de Choya, manifestó: “Esta peregrinación y nuestra presencia, hoy, aquí, tiene un matiz muy particular. Anoche (por el viernes), alguien vino y destruyó la cabeza de la imagen de la Virgen del Valle que estaba en esta gruta. Por ello, vamos a ofrecer esta misa en desagravio por esta ofensa infringida a nuestra querida Madre del Valle, y vamos a pedir al Señor y a Ella que quien ha cometido esto la reconozca como Madre, que se libere del odio, del rencor o de la ignorancia que pueda tener en su corazón”.
“Que estas cosas no sucedan más, que en Catamarca, María sea siempre respetada, ya sea en su nombre, ya sea en su misión, ya sea en una imagen. María nuestra Madre, la Madre del Salvador, que en esos momentos tan dolorosos de su pasión y muerte, estuvo a la par de Jesús”, exigió.
“María está a la par de todos nosotros, que también sufrimos, sufrimos en muchos hermanos nuestros las dificultades propias de las lluvias con las consiguientes inundaciones. Cuántos hermanos hay que han quedado sin casas, no sólo en Catamarca, también en Tucumán, en Comodoro Rivadavia, donde seguramente hermanos catamarqueños lo están padeciendo, como otras provincias, y antes en Perú y Colombia, en tantos lugares”, agregó.
Monseñor Urbanc sostuvo que “precisamente este misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús le dan un sentido al dolor del hombre, a estas dificultades que pasamos, a estas angustias, a ese sentimiento de impotencia, porque después de la muerte y resurrección de Jesús, el ser humano lo puede todo, apoyado en la gracia de Dios, puede vencer sus miedos, su dolor, puede transformar el dolor, el sufrimiento, el sacrificio, la angustia, en una oportunidad para poder vivir la fe, la esperanza y el amor”.+
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